El término «Contract cheating» fue acuñado por Lancaster y Clarke en 2006 como «el envío de un trabajo que otorga créditos académicos por el cuál el estudiante ha pagado para que un tercero lo escriba», es decir, contratar a alguien para que haga el trabajo y luego presentarlo como propio. Se trata de una industria multimillonaria con impacto global ¿qué pueden hacer las instituciones educativas frente a este problema?