Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer para reconocer su importante rol en la sociedad y su lucha por la igualdad de oportunidades. Este año, el lema “Acelerar la Acción” busca alzar la voz y reforzar la necesidad de seguir avanzando en los cambios que aún son necesarios, así como consolidar los logros alcanzados.

Acelerar la Acción es un llamado mundial para reconocer las estrategias, los recursos y las actividades que impactan positivamente en el avance de las mujeres, y para apoyar y elevar su implementación.

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Si bien en las últimas décadas se han logrado avances, aún persisten numerosos obstáculos. Como sociedad, debemos ver en la educación una oportunidad clave para brindar a las niñas las herramientas que necesitarán para afrontar los desafíos del futuro.

El Día Internacional de la Mujer está estrechamente relacionado con varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU, ya que busca la igualdad de género, la justicia social y el empoderamiento de las mujeres. Algunos de los ODS más relevantes son:

  • ODS 5: Igualdad de género – Promueve la eliminación de la discriminación y la violencia, así como la participación equitativa de las mujeres.
  • ODS 4: Educación de calidad – Garantizar educación inclusiva es clave para el empoderamiento femenino.
  • ODS 8: Trabajo decente y crecimiento económico – Busca reducir la brecha salarial y mejorar las condiciones laborales de las mujeres.
  • ODS 3: Salud y bienestar – Asegurar el acceso a servicios de salud de calidad, incluyendo salud sexual y reproductiva.
  • ODS 10: Reducción de desigualdades – Promueve la equidad de género en derechos y oportunidades.
  • ODS 16: Paz, justicia e instituciones sólidas – Enfatiza la lucha contra la violencia de género y el acceso a la justicia.

Datos sobre la situación de las mujeres en América Latina
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

  • En 2022, 3 de cada 10 mujeres de América Latina estaban en situación de pobreza y 1 de cada 10 en pobreza extrema.
  • Hay 118 mujeres en pobreza y 120 en pobreza extrema por cada 100 hombres en similar situación.
  • El 41,8% de las mujeres sufrió algún grado de inseguridad alimentaria, en comparación con el 32,7% de los hombres.

En Perú, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2024)

  • El número promedio de hijos por mujer ha disminuido a 1,9, pero con desigualdades:
    • 2,8 hijos en el área rural vs. 1,7 en el área urbana.
    • 4,6 hijos en mujeres sin educación vs. 1,5 en mujeres con educación superior.
  • El promedio de años de estudio de las mujeres aumentó de 9,9 a 10,2, pero sigue existiendo una brecha entre zonas urbanas (10,7 años) y rurales (7,8 años).
  • Más mujeres acceden a la educación superior (30,8%), aunque su participación en carreras técnicas y científicas sigue siendo baja.
  • La asistencia escolar ha mejorado, pero persisten deserciones por embarazo adolescente o carga doméstica.
  • El 63,3% de las mujeres participa en la actividad económica, pero aún hay una brecha de 16,3 puntos respecto a los hombres.
  • Más del 67,5% de las mujeres trabajan en Servicios y Comercio, sectores con menor estabilidad y salarios bajos.
  • El 71,1% de las mujeres accede a internet, un gran avance desde el 34,6% en 2012.
  • Sin embargo, solo el 30,4% de mujeres mayores de 60 años accede a internet, reflejando una brecha digital.

Estos datos muestran avances, pero también desigualdades que aún limitan a las mujeres. La educación, el empleo digno y la reducción de la brecha digital son clave para una sociedad equitativa. Es momento de convertir estas cifras en acciones.

Marina Subirats, experta en educación en igualdad y feminismo, propone una sociedad sin androcentrismo, donde se valore por igual lo atribuido a hombres y mujeres. Destaca que el feminismo es un movimiento de liberación tanto para mujeres como para hombres. En este video de Aprendiendo Juntos 2030, profundiza en su visión y propuestas

El Día Internacional de la Mujer no solo es una fecha para reconocer avances, sino también un llamado a la acción. La educación, el acceso a oportunidades y la eliminación de barreras son esenciales para garantizar un futuro más equitativo. No basta con reflexionar, es momento de actuar. Desde cada uno de nuestros espacios, podemos impulsar cambios que permitan construir una sociedad más justa para todas y todos.

El informe “Ed-tech in the Global South: Research Gaps and Opportunities”, elaborado por Santiago Cueto, María Balarin, Mauricio Saavedra y Claudia Sugimaru, y publicado por Southern Voice con apoyo del International Development Research Centre, se sumerge en el uso de la tecnología educativa en contextos de bajos y medianos ingresos, especialmente en las escuelas primarias y secundarias del Sur Global. Este análisis se basa en una meticulosa revisión de literatura, entrevistas con expertos y revisiones regionales para identificar áreas donde la investigación y las políticas pueden mejorar significativamente la implementación de tecnologías educativas.

Los autores destacan tres áreas críticas que requieren más atención en los debates sobre tecnología educativa: las implicaciones pedagógicas, el papel de estas tecnologías en la mitigación de desigualdades y las estructuras de gobernanza para su implementación. En particular, se enfocan en cómo la tecnología puede ser una herramienta poderosa para reducir las desigualdades educativas, aunque subrayan que esto solo es posible dentro de una estrategia educativa integral que priorice los aspectos pedagógicos sobre la mera distribución de tecnología.

En cuanto a la mitigación de desigualdades, el estudio proporciona un análisis profundo sobre cómo la tecnología educativa puede ser utilizada para ofrecer oportunidades de aprendizaje más equitativas. Destacan que, aunque la infraestructura digital, como el acceso a electricidad y recursos tecnológicos, varía enormemente entre regiones, estas herramientas tienen el potencial de ofrecer recursos educativos de alta calidad a estudiantes en áreas desfavorecidas. Sin embargo, indican que los esfuerzos actuales a menudo se centran en la provisión de tecnología sin una planificación adecuada que contemple las necesidades educativas reales de los estudiantes vulnerables.

El documento también señala que, para que la tecnología educativa funcione como un igualador social, es necesario que las políticas y programas sean diseñados con un enfoque explícito en la equidad. Esto incluye asegurar que los estudiantes de contextos marginados no solo tengan acceso a la tecnología, sino también a contenido educativo relevante y a apoyo pedagógico adaptado a sus circunstancias. Los autores argumentan que la tecnología puede y debe ser utilizada para personalizar la educación a las necesidades individuales de los estudiantes, facilitando métodos de enseñanza más inclusivos y adaptativos que puedan abordar directamente las barreras al aprendizaje que enfrentan los estudiantes desfavorecidos.

Finalmente, el informe aboga por una gobernanza sólida y estructurada de las iniciativas de tecnología educativa, destacando que sin una supervisión y un marco regulador efectivos, las tecnologías por sí solas no lograrán cerrar las brechas de desigualdad. Los autores concluyen que es crucial desarrollar y seguir políticas bien planificadas que integren la tecnología educativa en el marco más amplio de reformas educativas dirigidas a mejorar la calidad y la equidad en la educación en el Sur Global.