El 11 de junio se conmemora el Día Internacional del Juego, una fecha proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2024 para reconocer el valor fundamental del juego en el desarrollo integral de la infancia. Esta jornada invita a reflexionar sobre el derecho de niñas y niños a jugar, tal como lo establece el artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño, y a promover entornos que favorezcan su bienestar físico, emocional, social y cognitivo. El lema de este año, “Elige jugar todos los días”, nos recuerda que el juego no es un lujo, sino una necesidad vital para el aprendizaje y la salud infantil.

Desde una perspectiva educativa, el juego constituye una herramienta pedagógica poderosa. El aprendizaje basado en juegos (ABJ) y la ludificación han demostrado ser estrategias efectivas para fomentar la motivación, la creatividad y la participación activa de los estudiantes. Estas metodologías no solo facilitan la adquisición de conocimientos académicos, sino que también desarrollan habilidades socioemocionales esenciales, como la empatía, la resiliencia y la colaboración. En contextos escolares, el juego permite adaptar la enseñanza a las necesidades individuales, promoviendo una educación inclusiva y equitativa.

La relevancia del juego en la educación se alinea estrechamente con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4): “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. En particular, la meta 4.2 del ODS 4 enfatiza la importancia de asegurar que todas las niñas y niños tengan acceso a un desarrollo de calidad en la primera infancia, incluida la educación preescolar, para que estén preparados para la educación primaria. El juego, al ser una forma natural de aprendizaje en la infancia, es fundamental para alcanzar este objetivo.

En este Día Internacional del Juego, hacemos un llamado a los docentes a integrar el juego de manera intencionada en sus prácticas pedagógicas. Esto implica no solo reconocer su valor intrínseco, sino también diseñar experiencias lúdicas que estén alineadas con los objetivos curriculares y que respondan a las diversas realidades de los estudiantes. Fomentar espacios seguros y estimulantes para el juego es esencial para construir una educación que empodere a los niños y jóvenes, preparándolos para enfrentar los desafíos de un mundo en constante cambio.

En el ámbito de la educación superior, el uso del juego y la ludificación cobra un rol cada vez más relevante como estrategia didáctica para promover el pensamiento crítico, la resolución de problemas y el aprendizaje colaborativo. En carreras universitarias, los simuladores, los juegos de rol y los retos gamificados permiten al estudiantado experimentar situaciones complejas de manera segura, reflexionar sobre sus decisiones y construir conocimiento a través de la experiencia. Estas metodologías, bien diseñadas, pueden incrementar el compromiso académico y generar entornos de aprendizaje más significativos, incluso en contextos digitales o híbridos.

Texto trabajado con el apoyo de ChatGPT