A quienes hemos visto el documental «The Social Dilemma» en Netflix nos es difícil pensar en que este anuncio (o cualquier otro que provenga de Facebook) sea una buena noticia, pero también es necesario ser conscientes de que todo lo que haga o deje de hacer este gigante tecnológico impactará necesariamente en nuestras vidas.

En definitiva, el anuncio hecho recientemente por Mark Zuckerberg en la conferencia Facebook Connect no es solo un cambio de marca, no es solo un nuevo juego multiusuario, es la promesa de crear algo que podríamos llamar como «un mundo paralelo» en el que cada persona tiene un avatar (o varios, quién sabe), y podrá crear, comprar y vender objetos, incluso trabajar y «conocer» a otras personas en la plataforma.

Lo cierto es que esto no es nuevo. Ya hace cerca de 15 años Second Live había llamado la atención sobre esta posibilidad de tener una «vida paralela» en un videojuego, y luego otros videojuegos como Fortnite en los que los jugadores podían interactuar a través de los avatar e incluso participar en eventos masivos como, por ejemplo, un concierto de Ariana Grande. Cabe señalar que recientemente EPIC Games recibió financiamiento de US$ 1000 millones para desarrollar su visión de metaverso a partir del juego.

Y claro, sobre metaversos han habido muchas películas como Ready Player One  o The Matrix y series de televisión entre las que destacan Black Mirror en especial capítulos como Partida y San Junípero, y también la serie West World.

La novedad es la decisión de invertir cientos de millones de dólares en desarrollar, a partir de Facebook, un metaverso llamado Horizon.

Al explicar el funcionamiento de Horizon, Zuckerberg señala que más allá del avatar, los usuarios de la plataforma podrán crear su propio espacio (Horizon Home), su hogar, un espacio personal desde el que el usuario puede «teletransportarse» hacia otros espacios personales, juegos, ambientes comerciales o espacios de trabajo, lugares específicos en el planeta (o el universo) e incluso épocas específicas creadas en Horizon World. Teletransportarse implica poder llevar a ese otro espacio lo que tenemos, nuestros bienes virtuales (experiencia, dinero, skins, poderes, ¿armas?) cuya propiedad aseguramos gracias al desarrollo de los NFT (que identifican a un bien virtual único). De esta forma, señala, un avatar no está encerrado en una plataforma sino que podrá ir saltando de plataforma en plataforma, lo que implicará no solo garantizar la interoperabilidad sino también -abogados, presten atención aquí- el establecimiento de «normas y nuevas formas de gobierno».

Llegando a la mitad de la conferencia Marne Lavine, Chief Business Officer de Facebook, ingresa al escenario para hablar de cómo Horizon va a transformar la educación, preguntando: ¿Y si pudieran aprender cualquier cosa?

Para lograr que el contenido se encuentre asociado a la plataforma Levine anunció una inversión de US$150 millones para crear o adquirir dicho contenido y para entrenar a creadores de contenido en Spark AR en plataformas como Coursera y EdX.

Pero, más allá del contenido: ¿puede este conjunto de tecnologías de realidad virtual, aumentada, o extendida generar un cambio importante en la educación superior?.

La Educación Remota de Emergencia implementada como respuesta a la pandemia tuvo muchas virtudes pero también enormes retos, el principal se vincula con el aprendizaje activo, aquel que implica participación de los estudiantes en la creación de conocimiento al ponerlo en práctica en estacios de aprendizaje colaborativos y participativos. Lamentablemente la emergencia obligó a los estudiantes y docentes a separarse, retrocediendo, en muchos casos, hacia un modelo de formación tradicional basado en la transferencia de conocimientos.

La promesa de tecnologías de Realidad Virtual, Aumentada y Extendida está precisamente en generar la posibilidad del encuentro de personas  en espacios virtuales compartidos en los que pueda llevarse a cabo el aprendizaje activo. Esto ha sido probado desde el área de los videojuegos con buenos resultados. Es así que Minecraft ha sido utilizado para simular campus universitarios, realizar encuentros deportivos y de integración para los estudiantes, hasta actividades de creación colectiva para estudiantes de diseño. Plataformas como Minecraft Education y Roblox permiten a los estudiantes crear espacios y trabajar con los materiales a su disposición para desarrollar competencias de razonamiento cuantitativo, comunicación escrita, pensamiento innovador y hasta ciudadanía en entornos motivadores y libres. Incluso un juego tan adictivo como Fortnite puede tener usos educativos según investigadores de la universidad de Stanford.

Otro reto que se evidenció durante la Educación Remota de Emergencia fue la dificultad para acceder a experiencias de aprendizaje que han sido diseñadas para laboratorios especializados. Jeffrey Young de EdSurge, describe los avances de la Universidad Estatal de Arizona en la implementación de un aula demostrativa para experiencias inmersivas gracias a una alianza con Dreamscape Inmersive, empresa dedicada al entretenimiento un proyecto que espera demostrar que los aprendizajes en este tipo de salas inmersivas podrían ser mayores que los que se obtienen al operar en los laboratorios instalados en el campus. Si así fuera, estudiantes de cualquier lugar del mundo podrían solo ponerse unos anteojos -como dice Zuckerberg- y entrar a un laboratorio de física o química, o a una planta nuclear o a la cabina de un avión en pleno vuelo, llevando la experiencia de aprendizaje fuera del aula, fuera del campus y, quizás, fuera del planeta.

Pero -y aquí viene nuevamente la desconfianza- debemos preguntarnos si queremos vivir en el metaverso de Facebook, como señala Felix Palazuelos en Hipertextual, poniendo en duda si el futuro que se busca construir en este metaverso es realmente una nueva oportunidad para la humanidad de crear un mundo mejor, o si se va a parecer más al mundo descrito por Ray Bradbury en Farenheit 451 y a la alegoría de la caverna planteada por Platón, escenarios en los que solo una fuente de información y conocimiento era permitida, y aceptar vivir en un mundo de aparente felicidad y libertad mientras nos mantenemos «conectados a la matrix».

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Mark Zuckerberg pasea sonriente en un auditorio en el que todos los participantes están conectados a Horizon, todos menos él.

 

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