Por: Juan Tello Barrera
En el ámbito educativo actual, surge una pregunta crucial: ¿cómo evaluar a los estudiantes en la era de la Inteligencia Artificial (IA)? Algunos sugieren complicar los exámenes para evitar el uso de la IA, pero esta aproximación es errónea. Evaluar es un proceso continuo que mide los logros de aprendizaje de los estudiantes y en lugar de crear obstáculos, debemos aprovechar la IA para facilitar el logro de los resultados esperados.
Es fundamental distinguir entre dificultades «deseables» y «no deseables» en el proceso de aprendizaje. Las dificultades “deseables” fomentan un aprendizaje más profundo y duradero, mientras que las “no deseables” entorpecen el progreso del estudiante sin aportar valor educativo. La IA puede ser una herramienta poderosa para eliminar estas últimas, permitiendo que los estudiantes se enfoquen en desarrollar habilidades de orden superior.
Las evaluaciones tradicionales, centradas en la memorización y reproducción de conocimientos, ya no son suficientes en un mundo donde la información está al alcance de un clic. Es hora de adoptar evaluaciones auténticas que promuevan competencias cruciales como el pensamiento crítico, la creatividad, la innovación y el trabajo colaborativo. Estas habilidades son esenciales para el éxito en el mundo laboral actual y futuro.
Las evaluaciones resistentes a la IA van más allá de la simple reproducción de información y requieren habilidades que las máquinas aún no pueden replicar completamente. Estas se centran en experiencias de aprendizaje auténticas, complejidad realista, profundidad sobre amplitud, aplicación práctica y competencias cognitivas de orden superior. Por ejemplo, un proyecto que requiera a los estudiantes diseñar una solución innovadora para un problema urbano real, considerando aspectos económicos, sociales y ambientales, sería una evaluación resistente a la IA.
Para desarrollar estas competencias de orden superior, podemos implementar actividades de aprendizaje que incorporen la IA de manera significativa. En el ámbito del pensamiento crítico, los debates asistidos por IA pueden ser una herramienta valiosa. Los estudiantes pueden utilizar la IA para generar argumentos opuestos sobre un tema, que luego deben analizar críticamente, identificando fortalezas y debilidades en cada posición.
La creatividad e innovación pueden fomentarse a través de ejercicios de diseño de productos futuristas. Los estudiantes podrían emplear la IA para generar ideas iniciales, que luego deben mejorar y desarrollar de manera innovadora, considerando aspectos como la viabilidad técnica, el impacto social y la sostenibilidad ambiental.
El trabajo colaborativo puede potenciarse mediante proyectos de investigación aumentados por IA. Los equipos de estudiantes pueden utilizar la IA para recopilar y organizar información sobre temas complejos, pero la tarea crítica de sintetizar, analizar y presentar los hallazgos de manera coherente y persuasiva recae en ellos. Este tipo de proyectos no solo fomenta la colaboración, sino que también desarrolla habilidades de gestión de información y comunicación efectiva.
Para implementar estos cambios, es crucial capacitar a los instructores sobre cómo integrar la IA en sus métodos de enseñanza y evaluación de manera efectiva y ética. Esto podría incluir talleres sobre el uso de herramientas de IA para la creación de contenido educativo, la personalización del aprendizaje y la evaluación formativa. Además, es fundamental que los educadores comprendan las capacidades y limitaciones de la IA para diseñar actividades que realmente desafíen a los estudiantes más allá de lo que la IA puede hacer.
Paralelamente, debemos fomentar el uso responsable de la IA entre los estudiantes, enseñándoles a utilizarla como una herramienta para potenciar su aprendizaje. Esto implica instruirlos sobre cómo formular preguntas efectivas a los sistemas de IA, cómo verificar la información obtenida y cómo integrar los insights de la IA en su propio pensamiento. La meta es que los estudiantes vean la IA no como un atajo para evitar el trabajo duro, sino como un colaborador en su proceso de aprendizaje.
La comunicación clara sobre las políticas de integridad académica es esencial en este nuevo paradigma. Debemos establecer pautas transparentes sobre cuándo y cómo es apropiado utilizar la IA en las tareas académicas, fomentando la honestidad y la ética. Esto podría incluir requerir que los estudiantes declaren cómo han utilizado la IA en sus trabajos, similar a cómo se citan fuentes tradicionales.
En lugar de centrarnos únicamente en detectar el uso indebido de la IA, debemos integrar su uso ético en el plan de estudios. Esto podría implicar la incorporación de módulos sobre ética de la IA en diversos cursos, así como discusiones sobre las implicaciones sociales y éticas del uso de la IA en diferentes campos profesionales. Al hacer esto, preparamos a los estudiantes no solo para usar la tecnología, sino para ser líderes éticos en un mundo cada vez más automatizado.
En conclusión, la era de la IA nos brinda una oportunidad única para transformar la educación. Adoptando evaluaciones auténticas y actividades de aprendizaje que incorporen la IA de manera significativa, podemos desarrollar las competencias de orden superior cruciales para el siglo XXI. Al enfocarnos en el pensamiento crítico, la creatividad, la innovación y el trabajo colaborativo, estamos preparando a los estudiantes no solo para usar la IA de manera efectiva, sino para aportar el valor único que solo los humanos pueden ofrecer.
Este cambio de paradigma requiere un esfuerzo coordinado. Necesitamos capacitar a los instructores, orientar a los estudiantes, mejorar la comunicación sobre integridad académica y repensar nuestros planes de estudio. El resultado será un sistema educativo que no solo coexiste con la IA, sino que la aprovecha para potenciar el aprendizaje y el desarrollo humano. Nuestro objetivo final debe ser formar individuos que puedan pensar críticamente, innovar creativamente y colaborar efectivamente en un mundo cada vez más impulsado por la inteligencia artificial, asegurando así que la educación siga siendo relevante y transformadora en la era de la IA.
Créditos: Juan Tello, autor principal. Colaborador especial: Inteligencia Artificial. Un dúo dinámico que te reta a encontrar las costuras