Por: Daniel Flores Bueno

En El amor en los tiempos del cólera, la inolvidable novela de Gabriel García Márquez, Florentino Ariza —su protagonista— escribe cartas de amor a Fermina Daza, incluso cuando ella ha dejado de responder. Esas cartas no solo representan un amor persistente, sino también el poder del lenguaje, la intensidad del recuerdo y el deseo que persiste en el tiempo.

Hoy, leer y escribir en tiempos de inteligencia artificial abre dos grandes frentes. Por un lado, hay quienes sostienen que el uso de estas herramientas empobrece el estilo, debilita la voz narrativa y convierte el texto en una pieza predecible y sin alma. Por otro, encontramos a quienes consideran que la IA puede funcionar como un asistente útil para corregir errores ortográficos, mejorar la gramática y afinar aspectos formales de la escritura.

En el ámbito de la lectura, la IA también está generando transformaciones. Herramientas como ChatPDF o Humata permiten resumir textos, encontrar datos específicos o interactuar con documentos largos de forma más eficiente. Otras plataformas, como Google Studio Live o el propio ChatGPT, pueden leer en voz alta o traducir textos, ayudando así a acceder a materiales en otros idiomas o a convertir cualquier documento en un audiolibro.

Este nuevo escenario plantea múltiples interrogantes. ¿Qué postura deberían asumir los docentes universitarios que enseñan a escribir? ¿Se debe prohibir el uso de la IA por temor a perder autenticidad? ¿O más bien debemos enseñar a usarla críticamente, promoviendo que nuestros estudiantes escriban con apoyo, sin renunciar a desarrollar una voz propia?

La literatura académica reciente nos ofrece algunas respuestas. Investigaciones como la de Cummings et al. (2024) revelan que ocho de cada diez estudios describen que los estudiantes utilizan la IA para actividades como la lluvia de ideas, la redacción de borradores y la revisión de textos. Al mismo tiempo, autores como Wang et al. (2024) advierten que algunos estudiantes enfrentan retos como la pérdida de pensamiento crítico, la dilución de su voz personal o la necesidad de dedicar más tiempo a verificar y revisar lo que produce la IA.

Frente a estas inquietudes, un equipo de cinco profesores —cuatro de Perú y una de México— decidimos realizar una investigación cualitativa durante diciembre de 2024. Nuestro objetivo fue explorar cómo experimentan los estudiantes de una universidad privada de Perú la integración de la IA en un curso de redacción académica de primer ciclo. En particular, buscamos describir y evaluar su percepción sobre la facilidad de uso, la utilidad de estas herramientas y las actitudes que despiertan, tanto de aceptación como de escepticismo.

Para ello, diseñamos diversas experiencias de aprendizaje en las que los estudiantes fueron capacitados en el uso de IA mediante la redacción de prompts. La experiencia comenzó con ChatGPT y luego se incorporaron otros modelos de lenguaje como Lorca, TextCortex y Quillbot. Posteriormente, se entrevistó a 16 estudiantes utilizando un diseño muestral por conveniencia, estratificado según su desempeño académico.

¿Qué descubrimos? ¿Cómo perciben estos estudiantes las herramientas de IA? ¿Qué usos les dan y qué expectativas tienen ante la ola de cambios que ya está transformando la escritura académica?

De eso trata la segunda entrega de este artículo.


Referencias

Cummings, R. E., Monroe, S. M., & Watkins, M. (2024). Generative AI in first-year writing: An early analysis of affordances, limitations, and a framework for the future. Computers and Composition, 71(102827), 102827. https://doi.org/10.1016/j.compcom.2024.102827

Wang, C., Aguilar, S. J., Bankard, J. S., Bui, E., & Nye, B. (2024). Writing with AI: What College Students Learned from Utilizing ChatGPT for a Writing Assignment. Education Sciences, 14(9), 976. https://doi.org/10.3390/educsci14090976

Por: Victor Lozano

Cuando a Albert Einstein le preguntaron cómo había llegado a ser un genio, respondió con sencillez: “Lo importante es no dejar de hacerse preguntas“. Esta reflexión encierra una profunda verdad: nuestra capacidad para cuestionar el mundo ha sido el motor de nuestro progreso. Los humanos hemos avanzado gracias a nuestra habilidad para formular preguntas cada vez más complejas.

Hemos creado sistemas capaces de generar respuestas instantáneas a cualquier pregunta. En las aulas universitarias, inteligencias artificiales como ChatGPT son utilizadas para hacer análisis que antes requerían horas de investigación.

La biología nos ofrece una perspectiva sobre el costo energético del pensamiento. Nuestro cerebro humano consume aproximadamente el 20% de la energía corporal total, a pesar de representar sólo alrededor del 2% del peso corporal (Raichle & Gusnard, 2002). Este dato ha sido confirmado por múltiples estudios científicos, incluyendo investigaciones publicadas en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Las investigaciones científicas indican que el cerebro requiere un aporte energético permanente para mantenerse en funcionamiento, aun cuando no realice ninguna tarea aparente. Este alto costo energético podría explicar parcialmente por qué nuestras mentes tienden hacia cierta eficiencia cognitiva en determinadas circunstancias.

No es de extrañar que la posibilidad de externalizar el esfuerzo cognitivo a las inteligencias artificiales nos resulte eficiente. Cuando la IA nos ofrece respuestas inmediatas, nuestro cerebro, siempre atento al ahorro energético, lo interpreta como una ventaja.

Por otro lado, la promesa fundamental de la inteligencia artificial reside en la automatización: liberarnos de tareas cognitivas repetitivas para que podamos dedicar nuestras capacidades a problemas más significativos. En teoría, esto debería conducir a una explosión de creatividad y pensamiento original. Sin embargo, existe una contradicción profunda: muchas de las habilidades que la IA promete hacer redundantes son precisamente aquellas que constituyen la base del pensamiento crítico.

Según el informe “Future of Jobs 2023” del Foro Económico Mundial, el pensamiento crítico y analítico ocupa el segundo lugar entre las habilidades más demandadas en el mundo laboral actual, solo superado por el pensamiento creativo. Paradójicamente, mientras el mercado laboral valora cada vez más estas capacidades, la tecnología amenaza con atrofiarlas al eliminar las oportunidades para su ejercicio.

Esta tensión nos remite a los orígenes mismos del pensamiento crítico occidental. Cuando Sócrates desarrolló un método basado en el cuestionamiento sistemático: a través de preguntas estratégicamente formuladas, guiaba a sus discípulos hacia el descubrimiento de sus propias contradicciones e inconsistencias. El objetivo no era proporcionar respuestas, sino cultivar la capacidad de interrogar la realidad. Como señaló “una vida sin cuestionamiento no merece ser vivida”.

Resulta irónico que muchos sistemas de IA actuales, como ChatGPT, utilicen técnicas inspiradas en el diálogo socrático para generar sus respuestas. La tecnología ha asimilado la forma del método socrático, pero invirtiendo su propósito: en lugar de estimular el cuestionamiento, proporciona respuestas que pueden desincentivar la indagación.

La neurociencia moderna ha confirmado lo que los educadores han intuido durante siglos: nuestro cerebro se moldea en función de cómo lo utilizamos. Este fenómeno, conocido como neuroplasticidad, implica que cada experiencia de aprendizaje literalmente reconfigura nuestra arquitectura neural. Esta realidad biológica plantea interrogantes sobre cómo integrar la IA en la educación superior. Si delegamos demasiadas funciones cognitivas a los algoritmos, ¿estamos privando a nuestros cerebros de los estímulos necesarios para desarrollar capacidades críticas?

Si eres profesor, seguramente te ha tocado un perfil de alumno singular. Ese que se queda al final de la clase haciendo preguntas, el que muestra un interés superior al promedio, consulta por conceptos diversos y pregunta por autores. Es el alumno que, en silencio, reflexiona y prepara su intervención. Sus preguntas son rigurosas, curiosas y, a veces, disruptivas, haciendo emerger el conocimiento tanto en el aula como fuera de ella. ¿Puede fortalecer la IA el pensamiento crítico de este tipo de alumno? ¿Y qué sucede con el estudiante más estándar, el que sigue el programa y rara vez desafía las ideas establecidas? La integración efectiva de la IA en el aula requiere un enfoque que potencie, en lugar de sustituir, el desarrollo del pensamiento crítico.

Un enfoque prometedor consiste en utilizar la IA como herramienta de contraste y verificación. Cuando los estudiantes comparan sus propias respuestas con las generadas por herramientas de IA, pueden desarrollar una comprensión más profunda de los temas al identificar diferencias, posibles errores o sesgos en ambas fuentes. Este ejercicio de evaluación crítica puede fomentar habilidades analíticas de los estudiantes.

El diseño inverso de problemas representa otra táctica valiosa. En este enfoque, los estudiantes utilizan la IA para generar respuestas y luego trabajan retrospectivamente para formular las preguntas que podrían haber llevado a esas conclusiones. Este proceso ayuda a fomentar la cognición y la comprensión de cómo se construye el conocimiento.

Las actividades que requieren que los estudiantes perfeccionen progresivamente sus instrucciones (prompts) a la IA, ayudan a desarrollar habilidades metacognitivas, pues este proceso los obliga a considerar qué hace que una pregunta sea efectiva y qué conocimientos previos se requieren para formularla adecuadamente.

Además, que los estudiantes alternen tareas realizadas con y sin asistencia de IA permite a los estudiantes reflexionar sobre las diferencias en sus procesos cognitivos y resultados en ambos contextos, reforzando la conciencia sobre sus propias capacidades intelectuales.

Existen razones sólidas para sostener que la IA puede fortalecer el pensamiento crítico cuando se integra adecuadamente en el proceso educativo. La IA puede democratizar el acceso a tutorías personalizadas. Plataformas adaptativas como Khan Academy y Duolingo han comenzado a implementar sistemas de IA que ajustan el contenido y las preguntas al nivel de comprensión de cada estudiante.

En el ámbito de la escritura académica, herramientas como Grammarly o ChatGPT pueden proporcionar retroalimentación inmediata sobre aspectos estilísticos y estructurales de los ensayos. Sin embargo, los beneficios más profundos surgen cuando estas sugerencias se utilizan como punto de partida para la reflexión, no como soluciones definitivas.

¿Un futuro de simbiosis intelectual?

Ante estos desafíos, el objetivo para la educación superior no debe ser resistirse al avance tecnológico, sino forjar una relación simbiótica con la IA que potencie nuestras capacidades cognitivas en lugar de reemplazarlas. Esta visión requiere un replanteamiento fundamental de cómo enseñamos y evaluamos el pensamiento crítico en la era digital.

En primer lugar, los educadores deben diseñar experiencias de aprendizaje que enfaticen el proceso de indagación sobre el producto final. Este método obliga a los alumnos a ejercitar precisamente la habilidad que Einstein consideraba fundamental: la formulación de buenas preguntas.

Las universidades también deben reconsiderar sus métodos de evaluación. Los exámenes tradicionales, diseñados para medir la capacidad de recordar y aplicar información, se vuelven obsoletos en un mundo donde esa información es instantáneamente accesible.

Las evaluaciones mediante análisis comparativo representan una innovación valiosa con IA. Los estudiantes podrían recibir un mismo problema resuelto por tres fuentes distintas: un experto humano, un sistema de IA, y un compañero de clase. Su tarea consistiría en analizar críticamente las tres soluciones, identificando fortalezas y debilidades metodológicas de cada aproximación, y finalmente proponer una síntesis mejorada. Este método desarrolla simultáneamente habilidades analíticas y la capacidad de discernir la calidad del razonamiento independientemente de su origen.

Las evaluaciones progresivas con IA permiten medir el desarrollo incremental del pensamiento. En este formato, los estudiantes abordan un problema complejo en etapas, utilizando la IA como asistente controlado en puntos específicos del proceso. Por ejemplo, podrían formular inicialmente su enfoque sin asistencia, luego consultar a la IA para obtener perspectivas adicionales, posteriormente refinar su solución, y finalmente reflexionar sobre cómo evolucionó su pensamiento a lo largo del proceso. Esta modalidad evalúa tanto el resultado final como la trayectoria de aprendizaje.

Debemos reconocer que la relación entre humanos y máquinas inteligentes no es un juego de suma cero. Como argumenta el ajedrecista Garry Kasparov—quien experimentó tanto la derrota ante la IA como la colaboración con ella—”la combinación de inteligencia humana y artificial puede elevar nuestro pensamiento a niveles previamente inalcanzables”.

La paradoja central de nuestra era es que, mientras la IA asume cada vez más funciones cognitivas, el pensamiento crítico genuino se vuelve simultáneamente más escaso y más valioso. En este escenario transformado, la educación superior debe evolucionar desde un modelo centrado en la transmisión de respuestas hacia uno que cultive la capacidad de formular preguntas profundas y significativas.

Como señala la filósofa Martha Nussbaum, “la educación no consiste en la asimilación pasiva de datos, sino en el cultivo de la capacidad para el asombro”. Esta capacidad, el asombro intelectual que impulsa la indagación genuina, puede ser tanto amenazada como potenciada por la IA, dependiendo de cómo estructuremos nuestra relación con la tecnología.

[1] El reto para educadores, estudiantes e instituciones no es simplemente integrar la IA en las prácticas existentes, sino reimaginar qué significa pensar crítica y creativamente en un mundo de inteligencia híbrida. [2] 

Referencias

Eagleman, D. (2011). Incognito: The Secret Lives of the Brain. Pantheon Books.

Kasparov, G. (2017). Deep Thinking: Where Machine Intelligence Ends and Human Creativity Begins. PublicAffairs.

Nussbaum, M. C. (2010). Not for profit: Why democracy needs the humanities. Princeton University Press.

World Economic Forum. (2023). Future of Jobs Report 2023. WEF.


Hay un libro de Leticia Brito llamado Experiments in Reflection: How to See the Present, Reconsider the Past, and Shape the Future (Stanford d.school Library) Ella está trabajando una plataforma para plantear diálogos socráticos con la IA. Aquí hay un artículo en formato libre que puede leer sobre el mismo tema: https://medium.com/stanford-d-school/reflecting-with-ai-a-tool-to-develop-human-intelligence-88cec86babf

Te recomiendo revisar un proyecto llamado https://riffbot.ai/. Esta IA busca potenciar el diálogo socrático con los alumnos.

En un mundo donde la tecnología redefine la forma de enseñar y aprender, el docente digital se convierte en un referente que no solo transmite conocimientos, sino que también construye una presencia activa y valiosa en entornos virtuales. La marca personal del docente digital refleja su compromiso con la innovación, la colaboración y el aprendizaje continuo, y se convierte en una herramienta clave para conectarse con otros, aportar valor y transformar la educación desde lo colectivo.

¿Qué es la marca personal del docente digital?

Es la proyección de la identidad profesional del docente en espacios digitales. Va más allá del uso básico de redes sociales: representa cómo comunica su propuesta educativa, cómo se vincula con colegas y comunidades, y cómo contribuye al conocimiento abierto. Está estrechamente vinculada al desarrollo de competencias digitales, al uso ético y creativo de la tecnología, y a la participación activa en redes de aprendizaje.

¿Por qué es importante construirla?

Una marca personal sólida y auténtica permite al docente:

  • Formar parte de comunidades académicas que impulsan el crecimiento colectivo.
  • Participar en eventos internacionales y conocer diversas experiencias educativas.
  • Compartir recursos abiertos que impacten positivamente a otros educadores.
  • Generar conexiones con colegas que enriquecen su práctica docente.
  • Visibilizar su trabajo e inspirar a otros en el uso pedagógico de la tecnología.

Al fortalecer su marca, el docente no solo potencia su desarrollo profesional, sino que también aporta a una educación más conectada, abierta y colaborativa.

Elementos clave de una marca personal docente digital

  • Identidad profesional definida: claridad en los valores, intereses y enfoques pedagógicos.
  • Competencia digital: uso crítico y eficaz de herramientas, producción de contenido propio, y alfabetización mediática.
  • Red de colaboración: participación en comunidades de práctica, espacios de intercambio y proyectos compartidos.
  • Difusión de conocimiento: publicación y circulación de recursos educativos abiertos mediante blogs, redes, podcasts o plataformas especializadas.
  • Coherencia y ética: actuar de manera alineada con los principios docentes y fomentar un entorno digital respetuoso y constructivo.

Desafíos y oportunidades

Crear una marca personal digital implica también enfrentar desafíos: la exposición constante, la gestión del tiempo, la actualización permanente y la responsabilidad ética al compartir información. Sin embargo, cada uno de estos retos es una oportunidad para crecer, aprender de otros y fortalecer el rol docente en un entorno en constante evolución. Hoy más que nunca, enseñar también es compartir: te invitamos a hacer de los espacios digitales un escenario para construir, aprender y dejar huella.

Respecto al tema también puede interesarle:
La importancia de la marca personal académica


Este texto fue editado con el apoyo de ChatGPT, una herramienta de asistencia basada en inteligencia artificial desarrollada por OpenAI

Cada 3 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, impulsado por la UNESCO para resaltar la importancia de un periodismo libre, plural e independiente como base de la democracia. En esta edición, el enfoque estará en el impacto de la inteligencia artificial en el ejercicio periodístico, bajo el tema: “Informar en un mundo feliz: el impacto de la inteligencia artificial en la libertad de prensa y los medios de comunicación.”

La IA está transformando el periodismo, proporcionando herramientas que optimizan el periodismo de investigación, la creación de contenido y la verificación de datos. Permite una mayor eficiencia, accesibilidad multilingüe y un mejor análisis de datos. 
UNESCO

La libertad de prensa permite denunciar abusos, fiscalizar el poder y promover la transparencia. Sin ella, la desinformación gana terreno y se debilita el debate público. En la era digital, este derecho se extiende más allá de los medios tradicionales y se defiende también en redes sociales, plataformas virtuales y entornos automatizados, donde la búsqueda de la verdad debe mantenerse firme.

La evolución hacia el periodismo digital ha ampliado las formas de narrar y conectar con la audiencia. Sin embargo, este nuevo entorno plantea grandes desafíos: enfrentar las noticias falsas, preservar la ética periodística y adaptarse a la rapidez con que hoy se consume la información. Herramientas como la inteligencia artificial, los podcasts y los boletines digitales están transformando el oficio, sin que su esencia pierda relevancia.

Los estudiantes de comunicación enfrentan este escenario como agentes clave del cambio. Aprenden a verificar en tiempo real, a contar historias en distintos formatos y a formarse como profesionales responsables en medio de una avalancha de contenidos. Su preparación exige habilidades técnicas y un profundo compromiso ético con el derecho a la información.

Nos ha tocado vivir tiempos donde la mentira viaja más rápido que la verdad, en donde el exceso de la información nos desafía. En medio de esta turbulencia de datos y algoritmos, el periodismo sigue siendo un oficio no apto para cínicos. Como periodistas no debemos olvidar que nuestro trabajo, por más tecnología que tengamos a la mano, implica investigar, ensuciarnos los zapatos, bajar al campo, escuchar a las personas y recoger la información de una manera rigurosa. Los grandes modelos de lenguaje pueden producir millones de palabras en segundos, pero no saben distinguir el rumor de la noticia. Ahí, está la diferencia entre una IA que redacta y un periodista que, con la paciencia de quien siembra en terreno incierto, busca la verdad entre las grietas, encuentra en ellas la belleza de la información.
Daniel Flores Bueno, periodista y docente de la UPC

Renovemos nuestro compromiso con un periodismo libre, ético y al servicio de la sociedad. Que la tecnología y la inteligencia artificial no sean una amenaza, sino una oportunidad para llegar más lejos, fortalecer la verdad y ampliar el impacto de la libertad de prensa en todo el mundo.

Docentes y estudiantes de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) participaron en el Global Meetup 2025 de la University Innovation Fellows, realizado en la Universidad de Twente, en los Países Bajos. Esta experiencia fue profundamente enriquecedora, llena de aprendizajes, conexiones internacionales y oportunidades para seguir impulsando la innovación educativa desde nuestra comunidad universitaria. Representando con orgullo a la UPC, participaron:

  • Fabiola Espinoza Inoñan – Ingeniería de Software
  • Diana León Quispe – Administración y Marketing
  • Irvin Soto Orbezo – Ingeniería Electrónica
  • Milagros Chumbimuni Mayo – Ingeniería de Gestión Empresarial
  • Silvana Balarezo Perea – docente de la facultad de Negocios
  • Shirley Villanes – docente de Ingeniería de Sistemas
  • Adriana Aleman – docente de Arquitectura
  • Erika Bedoya Chirinos – Directora académica de campus Monterrico y Villa
  • Jessica Vlasica Malpartida – docente de la facultad de Negocios y de Postgrado

El Global Meetup 2025 reunió a más de 250 estudiantes, educadores y miembros del ecosistema universitario de más de 60 instituciones de todo el mundo. Durante el encuentro, los participantes exploraron herramientas de innovación como el enfoque de Responsible Futuring, compartieron experiencias, y se conectaron con la vibrante comunidad innovadora de la región.

DesignLab anima al grupo internacional de entusiastas de la innovación con diferentes trayectorias a aprender mutuamente, lo que permite trabajar de forma transdisciplinaria. Nos ayuda, como sociedad, a nuestras futuras generaciones y a nuestro medio ambiente, a trabajar en soluciones para los desafíos sociales. utwente.nl

La participación en el Meetup impulsa a los estudiantes a liderar el cambio en sus universidades, promoviendo una cultura de aprendizaje activo, colaborativo y centrado en el ser humano. Estas experiencias fortalecen su rol como agentes de transformación, capaces de desarrollar soluciones creativas para los desafíos educativos de sus comunidades.

Los faculty, quienes son docentes o miembros del equipo académico, cumplen un papel fundamental como mentores y guías en este proceso. Su acompañamiento permite conectar las iniciativas estudiantiles con la visión institucional, promoviendo que las ideas innovadoras se traduzcan en acciones concretas y sostenibles dentro de la universidad.

Este Meetup reafirmó algo en lo que he creído durante mucho tiempo: cuando nos unimos con un propósito, independientemente de dónde vengamos, podemos construir puentes de innovación, empatía y acción transformadora. Jessica Vlasica

Desde la UPC, nos sentimos profundamente orgullosos de la participación y el compromiso de nuestros representantes. Confiamos en que esta experiencia inspiradora se reflejará en proyectos e iniciativas que impulsen el cambio positivo en nuestra universidad. ¡Esperamos con entusiasmo ver cómo siguen transformando la educación desde su rol como agentes de cambio!

Cada 7 de abril, el mundo conmemora el Día Mundial de la Salud, una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para visibilizar los principales desafíos en torno al bienestar global. Este 2025, el lema elegido es “Comienzos saludables, futuros esperanzadores”, un llamado a fortalecer la salud materna y neonatal como base para un futuro más justo y sostenible. En este contexto, la educación se posiciona como una herramienta clave para generar cambios duraderos en la salud de las personas y las comunidades.

La educación en salud no solo promueve hábitos saludables, sino que también empodera a las personas para tomar decisiones informadas sobre su bienestar físico y mental. Desde la infancia, incorporar contenidos sobre nutrición, salud emocional, prevención de enfermedades y autocuidado en los entornos educativos permite desarrollar una ciudadanía más consciente, crítica y resiliente. En el caso de la salud materna, el acceso a información clara y oportuna puede marcar la diferencia entre un embarazo seguro y uno en riesgo.

Cuidar la salud de otros requiere primero cuidar la propia. Es fundamental promover nuestro bienestar físico y mental, ya que ambos aspectos trabajan en conjunto para asegurar un óptimo desempeño en todas las áreas de la vida. Hoy más que nunca, es momento de reflexionar, comprendernos y educarnos en el autocuidado, especialmente quienes dedicamos nuestra vida al cuidado de los demás. Promover hábitos saludables es dar el primer paso hacia una vida plena.
Jack Avila Velásquez, docente de la carrera de Medicina

Además, la formación continua de profesionales del ámbito educativo y sanitario fortalece el trabajo interdisciplinario en favor de la salud comunitaria. Escuelas, universidades y espacios de aprendizaje informal se convierten así en escenarios estratégicos para fomentar una cultura de prevención y cuidado mutuo. La innovación educativa, por su parte, permite diseñar experiencias significativas que acerquen los temas de salud a estudiantes de todas las edades y contextos, utilizando recursos digitales, tecnologías inmersivas o metodologías activas.

Todo esto se conecta directamente con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3: “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”. Para alcanzar esta meta, es indispensable invertir no solo en servicios de salud, sino también en estrategias educativas que promuevan estilos de vida saludables y el acceso equitativo al conocimiento. En este Día Mundial de la Salud, reafirmamos el compromiso de la educación como aliada fundamental para construir futuros más saludables y esperanzadores.

Texto trabajado con el apoyo de ChatGPT y Jack Avila Velásquez

Cada 22 de marzo, el mundo celebra el Día Mundial del Agua, una iniciativa de las Naciones Unidas para destacar la importancia del agua dulce y promover su gestión sostenible. Este año, bajo el lema “Conservación de los glaciares”, se enfatiza la necesidad urgente de proteger estos reservorios naturales de agua dulce que están desapareciendo a un ritmo alarmante debido al cambio climático, estos son esenciales para el equilibrio climático y el suministro de agua dulce, entre otros beneficios.

Los glaciares, que almacenan aproximadamente el 70% del agua dulce del planeta, son fundamentales para el suministro de agua potable, la agricultura y la producción de energía limpia. Su acelerado derretimiento no solo amenaza la disponibilidad de agua, sino que también provoca desastres naturales como inundaciones y deslizamientos de tierra, afectando a miles de millones de personas en todo el mundo.

La educación desempeña un papel crucial en la concienciación y acción frente a esta problemática. Incorporar en los programas educativos contenidos sobre la importancia de los glaciares y el impacto de su pérdida puede motivar a las nuevas generaciones a adoptar prácticas más sostenibles. Herramientas innovadoras como simulaciones interactivas y proyectos comunitarios de monitoreo ambiental pueden enriquecer este aprendizaje.

El agua es esencial para los organismos vivos, para regular las condiciones climáticas y es un eje transversal para todos los ecosistemas. Asimismo, es necesaria para la producción de alimentos y la generación de energía.
Es un recurso escaso y del que todos hacemos uso, por ello, es importante crear conciencia y en cada una de nuestras actividades y acciones promover su uso racional y una gestión sostenible en cada una de las industrias.
Mercedes Gómez Lazarte, directora de la carrera de Ingeniería Ambiental en la UPC

Además, fomentar la investigación y el desarrollo de tecnologías para mitigar el deshielo y gestionar eficientemente los recursos hídricos es esencial. Al integrar estos enfoques en la educación, no solo se contribuye al Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 (Agua limpia y saneamiento), sino también al ODS 13 (Acción por el clima), promoviendo una ciudadanía informada y comprometida con la conservación de nuestros glaciares y la sostenibilidad del planeta.

Fuentes:
Naciones Unidas
Banco Mundial
Statista
ODS ONU

Texto trabajado con el apoyo de ChatGPT y Mercedes Gómez Lazarte

Mag. Blanca Jesús Joo Chang

Entre pasillos se escucha un “soplaré y soplaré, y tu casa derribaré”;  es inevitable sentir temor cuando se camina por un lugar desconocido, o cuando la duda está rondando constantemente. Algunos sienten que la tecnología complica situaciones y otros que viene a resolver todos los problemas, y en algún punto, la necesidad del equilibrio entre una postura y otra, pasa desapercibida. 

Esta frase nos pone en alerta, estado en el cual siempre debemos estar, pero no con temor, sino con seguridad y esperanza. Pensemos en cómo está nuestra “casa”, la frase sale de este cuento popular, nos exhorta a hacer un “alto” urgente. La velocidad de los cambios y actualizaciones nos sobrepasa y se lleva todo lo que hay a su paso; y con ello las posibilidades de procesar y reflexionar cada situación vivida.

La IA está reestructurando la forma en que aprendemos, accedemos al conocimiento y enseñamos, de manera que las “casas” pueden colapsar ante los avances tecnológicos.

Derribar esas casas no necesariamente implica destrucción, sino la oportunidad de reconstruir estructuras más sólidas y adaptadas a la era digital. La IA no tiene la intención de eliminar lo existente, sino de hacerlo evolucionar.

No sólo se ven involucrados los estudiantes y docentes, la IA también está cambiando el rol de los padres como guías en el aprendizaje de sus hijos. “Derribar la casa” implica la necesidad de adaptar las dinámicas familiares para integrar la tecnología de manera positiva, colaborando en la educación de sus hijos en un entorno cada vez más digitalizado, equilibrando las situaciones con y sin tecnología con un sentido y propósitos claros.

Necesitamos desarrollar la autonomía, el pensamiento Crítico y la Inteligencia emocional como columnas y de manera transversal, valores de Fe que guíen nuestras decisiones y acciones.

Para fomentar la acción interactiva entre éstos, sugiero implementar los seminarios socráticos que permitirán desarrollar también la personalización del aprendizaje y el aprendizaje adaptativo en un contexto virtual, porque cada “casa” es diferente. Asimismo, podemos usar la IA como asistente en el proceso de debate en la preparación y durante el proceso, con ello podremos ver esta frase “soplaré y soplaré y tu casa derribaré”, no como “derribar al oponente”, sino como identificar en uno mismo, lo que se requiere derrumbar.  Aquí un gráfico sobre cómo podemos implementar IA en el contexto arriba descrito, considerando un escenario virtual y presencial de clase:

blanca joo 1
blanca joo 2

Que este “derribar” no sea visto como una amenaza, sino como una oportunidad para reconstruir un sistema educativo más robusto, flexible y capaz de responder a los desafíos del siglo XXI.

El 14 de marzo se celebra el Día Internacional de las Matemáticas, una fecha proclamada por la UNESCO que nos invita a reflexionar sobre el papel fundamental que esta disciplina desempeña en nuestras vidas. Más allá de los números y ecuaciones, las matemáticas están presentes en la toma de decisiones diarias, en la resolución de problemas y en el desarrollo del pensamiento lógico. Desde la planificación de un presupuesto hasta la comprensión de fenómenos naturales, esta ciencia se convierte en una herramienta clave para interpretar el mundo y afrontar sus desafíos.

En el ámbito educativo, las matemáticas no solo transmiten conocimientos, sino que fortalecen habilidades esenciales como el razonamiento crítico, la creatividad y la capacidad de analizar información. Su enseñanza es crucial para preparar a los estudiantes en un mundo cada vez más digitalizado, donde la programación, la inteligencia artificial y el análisis de datos son competencias altamente valoradas. Fomentar el aprendizaje de las matemáticas con metodologías innovadoras, como la gamificación o la realidad aumentada, puede hacer que su estudio sea más atractivo y accesible para todos.


Las matemáticas están llenas de secretos por descubrir, demostrar y comprender. En este video de Aprendemos Juntos 2030, el matemático Antonio J. Durán nos invita a explorar su historia, su impacto y la importancia de enseñarlas de forma más creativa.

La importancia de las matemáticas en la educación está estrechamente vinculada con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4: Educación de calidad. Garantizar que todos los estudiantes adquieran habilidades matemáticas sólidas contribuye a la equidad en el acceso a oportunidades educativas y laborales. En un mundo donde la alfabetización matemática es cada vez más relevante, es fundamental que las instituciones educativas promuevan enfoques inclusivos y efectivos para su enseñanza, reduciendo así las brechas de aprendizaje. En este Día Internacional de las Matemáticas, celebremos su impacto en la educación y en la vida cotidiana. Apostemos por estrategias innovadoras que despierten el interés por esta disciplina y que permitan a los estudiantes comprender su utilidad más allá del aula. Porque formar ciudadanos con pensamiento lógico y capacidad analítica no solo contribuye a su desarrollo personal, sino que también fortalece sociedades más preparadas para enfrentar los retos del futuro.