El aprendizaje va más allá del aula y sus posibilidades, y no siempre debe aplicarse la misma fórmula o regirse bajo una única teoría, señala Milagros Morgan, Vicerrectora Académica y de Investigación de la UPC. Durante la charla cuenta algunos pasajes de su vida en los que, a pesar de ser momentos comunes de la vida cotidiana, logró recoger aprendizajes que le sirviron para toda la vida. La vida es un camino de aprendizajes – concluye – hay que saber aprovecharlo.

 

Este razonamiento deja a los maestros con un montón de trabajo. ¿cuánto de ese tiempo dedicado a asignar puntos resulta en un mejor desempeño de los estudiantes?.

Muchos hemos caído en esta trampa y damos puntos por participar en clase, llegar puntual y completar tareas. Al final del semestre, tenemos más de cien tareas en el registro de calificaciones.

¿Son esas calificaciones el reflejo de las competencias de los estudiantes?

Con demasiada frecuencia, los estudiantes son penalizados por cometer errores en tareas que están diseñadas para ayudarles a desarrollar y refinar sus competencias, ¿es necesario calificarlos en ese momento?

Si asignamos tareas en la clase con el objetivo de ayudar a los estudiantes a practicar, ¡no deberíamos calificarlas! pues el objetivo de ese trabajo debe ser ayudar al estudiante a entender el material y experimentar.

Los errores durante la práctica deben celebrarse como parte del proceso de aprendizaje. Si penalizamos a los estudiantes que cometen errores mientras practican creamos un entorno donde los errores dan miedo. Esto afecta negativamente la motivación de los estudiantes y puede causar ansiedad y frustración.

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¡Califiquemos el producto final!

Un producto que hemos acompañado durante el curso, un producto que ha recibido retroalimentación en el camino (no calificación). Un producto que, adicionalmente, sabemos será aprobado pues hemos acompañado su construcción y está siendo presentado por un estudiante que ha desarrollado sus competencias durante el curso.

Cuando los estudiantes están trabajando para obtener un producto terminado que será evaluado para una calificación, necesitan comentarios y apoyo: no una nota parcial para el promedio.

Si los maestros ganan tiempo y lo usan para brindar retroalimentación, cambian el enfoque del producto hacia el proceso.Así, cuando la calificación deja de ser lo único importante durante el proceso de aprendizaje, los estudiantes se enfocarán en mejorar y no estarán pensando en «cuánto me falta para aprobar».

Cuanto más tiempo pasemos en el trabajo de calificación, menos tiempo tendremos para proporcionar comentarios y retroalimentación y para diseñar experiencias que motiven al estudiante a aprender (y no solo a aprobar).

Texto original de @Catlin_Tucker adaptado por Jorge Bossio con fines educativos.

https://catlintucker.com/2019/02/ask-yourself-why-am-i-grading-this