El poder de la tecnología en la opinión pública: reflexiones y desafíos

La tecnología ha revolucionado cómo nos comunicamos, accedemos a información y formamos nuestras opiniones. Plataformas como TikTok se han convertido en herramientas influyentes no solo para el entretenimiento, sino también para modelar la opinión pública señaló Francisco Miró-Quesada Westphalen presidente de la Cámara Peruana de Inteligencia Artificial.

En ese proceso electoral, la falta de filtros y el crecimiento explosivo de TikTok facilitaron la proliferación de mensajes polarizadores. Sin una cuenta oficial en la plataforma, el candidato Pedro Castillo se convirtió en protagonista de miles de videos, lo que evidencia el poder de estos algoritmos. Los sistemas de recomendación de TikTok, y otras plataformas, priorizan el contenido en función de las interacciones de los usuarios, lo que puede amplificar corrientes de opinión y sesgos de manera significativa.

Hackeando la opinión pública

Manipular intencionalmente la opinión pública requiere estrategias complejas. Se empieza con un análisis exhaustivo para identificar sesgos, los cuales se usan como «ganchos» para posicionar narrativas que, al repetirse, crean la falsa impresión de ser mayoritarias. Este proceso se complementa con la segmentación de audiencias y la creación de “Biopersonas” para personalizar y dirigir mensajes de manera más efectiva.

El contenido digital, desde blogs hasta trolls y bots, es crucial en esta estrategia, generando presión social y fomentando la autocensura. Además, el apoyo de influencers y medios tradicionales amplifica el alcance, creando cámaras de eco y burbujas filtro que refuerzan las creencias de los usuarios.

La inteligencia artificial y la automatización

La inteligencia artificial (IA) ha acelerado la creación de contenido automatizado, perpetuando las burbujas filtro. Los algoritmos de recomendación, personalizando cada vez más las experiencias, intensifican la polarización y dificultan el diálogo constructivo. Este fenómeno no solo fragmenta la sociedad, sino que también normaliza el conflicto y la violencia, erosionando el tejido social y la cohesión comunitaria.

La polarización extrema, la conflictividad social y el debilitamiento de la cohesión social son algunas de las consecuencias de estos fenómenos. En última instancia, la democracia se ve afectada, ya que se erosionan los principios de respeto mutuo y cooperación. Abordar esta manipulación de la opinión pública con herramientas avanzadas de tecnología es crucial para proteger nuestra capacidad de formar opiniones libres y fortalecer nuestra convivencia democrática.

Rompiendo las burbujas filtro

Las burbujas filtro representan una amenaza sutil pero poderosa. Se trata de un aislamiento informativo donde los algoritmos nos exponen a contenido que refuerza nuestras creencias. Aunque hay estudios que cuestionan su existencia, la mayoría sostiene que son reales y afectan cómo percibimos el mundo. Factores como el trasfondo cultural, el nivel educativo y la exposición social influyen en nuestra vulnerabilidad a estas burbujas.

Para abordar este fenómeno, se necesitan estrategias que incluyan desarrollo tecnológico y promoción de la participación ciudadana:

  1. Diversificación algorítmica y transparencia de IA: Es esencial que los algoritmos promuevan la diversidad de contenido y se acompañen de IA explicable, donde las plataformas revelen de manera clara cómo seleccionan la información.
  2. Responsabilidad de los medios y educación digital: Los ciudadanos deben estar informados sobre el impacto de las burbujas filtro y aprender a identificar sesgos informativos. La educación en pensamiento crítico es clave para que evalúen información de manera autónoma.
  3. Espacios de debate y participación ciudadana: Salir del aislamiento informativo requiere espacios comunes de diálogo, donde la ciudadanía pueda intercambiar ideas y combatir la desinformación colectivamente.
  4. Colaboración entre sectores: Combatir las burbujas filtro y la desinformación exige la colaboración entre el gobierno, el sector privado, la academia y la ciudadanía, para crear un entorno informativo más sano.

Estamos en un momento crucial en el que la tecnología y el conocimiento deben integrarse con valores que favorezcan la cohesión social y el respeto por la pluralidad.

Juntos, podemos construir una sociedad informada y resiliente frente a estos desafíos.

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