Paul LeBlanc, expresidente de la Universidad de Southern New Hampshire, es una figura destacada en la innovación educativa y, recientemente, fue el expositor principal en el Encuentro de Rectores y Rectoras de Metared en Cusco, Perú. Su trayectoria abarca una vasta experiencia en transformación educativa, especialmente en el contexto de la educación superior y la incorporación de nuevas tecnologías. En su discurso, LeBlanc ofreció una visión profunda sobre los desafíos y oportunidades que la Inteligencia Artificial (IA) presenta para el sector educativo.

El Rol Transformador de la IA

Para LeBlanc, la IA representa «quizá el cambio más significativo que ha experimentado nuestra especie». Esta tecnología no solo está redefiniendo el mundo laboral, sino también el propio concepto de educación. Como menciona en sus escritos, la IA plantea preguntas fundamentales sobre el rol de la universidad y el tipo de conocimiento que se debe impartir a los estudiantes.

La IA ya está impactando en campos específicos, como el desarrollo de software, donde herramientas como ChatGPT pueden escribir cientos de líneas de código en minutos, eliminando la necesidad de contratación externa. LeBlanc advierte que este cambio también afectará a la educación, que históricamente ha preparado a los estudiantes para el trabajo en industrias basadas en el conocimiento. A medida que la IA se convierte en una herramienta omnipresente, la educación superior debe adaptarse, promoviendo modelos educativos basados en competencias y habilidades más que en la mera adquisición de conocimientos.

¿Qué Pasará con los Empleos?

LeBlanc cita predicciones del Foro Económico Mundial, que pronostica que la IA reemplazará unos 85 millones de empleos para el 2025?. En este contexto, muchos roles actuales en el ámbito de la educación superior, especialmente aquellos de carácter administrativo, serán susceptibles de automatización. Universidades de todo el mundo ya están utilizando IA para tareas como el diseño curricular y la creación de contenido, optimizando así recursos y reduciendo costos.

Sin embargo, esta optimización trae consigo un desafío humano significativo: ¿qué sucederá con aquellos empleados desplazados por la IA? LeBlanc destaca la necesidad de reskilling y upskilling, ofreciendo a estos trabajadores oportunidades de reubicarse en áreas donde las habilidades humanas son insustituibles. Esto se relaciona directamente con su propuesta de «economía del cuidado», en la cual los trabajos que requieren empatía, juicio y cuidado humano ganan relevancia a medida que los roles de conocimiento son absorbidos por la IA.

LeBlanc señala, citando a David Autor, que la Inteligencia artificial (IA) podría revitalizar las clases medias al democratizar el acceso a tareas complejas que requieren juicio experto. La IA puede permitir que más trabajadores realicen tareas de alto valor y decisiones informadas, anteriormente exclusivas de profesionales altamente calificados, como médicos o abogados. Al reducir la dependencia de expertos exclusivos, la IA puede mejorar la calidad y reducir el costo de servicios esenciales, ayudando a reducir la desigualdad salarial y restaurar empleos de clase media.

De la Economía del Conocimiento a la Economía del Cuidado

LeBlanc vislumbra una transición de la economía del conocimiento hacia una economía del cuidado. Describe esta evolución como una oportunidad para redirigir talento hacia sectores como la educación, la salud mental, y el bienestar social, campos donde la IA puede asistir, pero no reemplazar, la interacción humana. “Ninguna máquina puede construir confianza entre una comunidad y sus autoridades” expresa, resaltando la importancia de las profesiones que requieren contacto humano.

Además, menciona que mientras que la IA ayuda a simplificar tareas complejas, no puede sustituir la capacidad humana de sostener conversaciones significativas, especialmente en áreas como la medicina y la educación. Por ejemplo, aunque la IA pueda hacer diagnósticos con gran precisión, el consuelo y la empatía son irremplazables en el trato con pacientes que enfrentan enfermedades graves.

Nuevos Modelos de Universidad

La universidad del futuro, según LeBlanc, se estructurará más en torno a preguntas ontológicas —cómo queremos ser y qué rol queremos tener en la sociedad— que epistemológicas?. Esta transformación implica que la educación superior se debe reenfocar en cultivar la empatía, la creatividad y la comunidad, abandonando el modelo de «fábricas de conocimiento» que han caracterizado a las universidades durante las últimas décadas o siglos.

Finalmente, LeBlanc propone que este nuevo paradigma requerirá de una colaboración interdisciplinaria donde filósofos, sociólogos y científicos cognitivos trabajen codo a codo para construir un entorno educativo adaptado a una era dominada por la IA.

Reflexión Final

El enfoque de LeBlanc no es solo una advertencia, sino una llamada a la acción para que las universidades adopten una postura proactiva ante la IA. Este cambio no solo redefinirá el rol de las instituciones educativas, sino también la manera en que valoramos el trabajo humano. Si la educación superior puede adaptarse a este cambio, podría liderar una nueva era de aprendizaje que priorice no solo la eficiencia, sino también la humanidad y el bienestar social.

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