Un reciente estudio realizado por la Dirección de Aprendizaje Digital e Innovación Educativa de la UPC analizó las percepciones de los docentes universitarios respecto a la implementación de herramientas de Inteligencia Artificial (IA) en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Participaron en esta encuesta 3757 docentes de las 5 instituciones de Laureate en México y Perú. Las áreas académicas con mayor participación fueron Ingeniería, Ciencias de la Salud y Ciencias Administrativas. Del total, 60% de los docentes tenían más de 10 años de experiencia y cerca del 90% más de 5 años.
La mayoría de los participantes indicó estar familiarizado con la IA, y sólo el 8% manifestó no conocerla. No obstante, de quienes sí la conocían, la mayor parte nunca la había utilizado o sólo por curiosidad. Quienes sí la habían usado reconocieron tener un conocimiento medio o bajo sobre su aplicación en educación. La herramienta de IA más popular entre los docentes es ChatGPT, seguida a distancia por Bing, Bard, Dall-e2 y Midjourney. Otras mencionadas fueron Cranyon, Tome, Synthesia, Consensus, Perplexity y el chat Luz.ia.
Sólo 1 de cada 3 docentes que usan IA ha recibido capacitación al respecto. De éstos, el 32% la hizo por iniciativa propia y el resto tuvo apoyo de su institución o empleador. La mayoría considera que la capacitación debe priorizarse primero en los docentes, luego en estudiantes y finalmente en el personal administrativo.
La percepción general de los docentes sobre el potencial impacto de la IA en la educación es positiva (60%). Cerca del 30% ve impactos positivos y negativos, mientras que sólo el 10% percibe efectos negativos. Las áreas de oportunidad se asocian al desarrollo profesional docente y creación de materiales educativos. Los principales riesgos se vinculan al uso ético, protección de datos y evaluaciones. El impacto en accesibilidad, inclusión y retroalimentación se considera neutral o bajo.
La IA se percibe como una herramienta para personalizar y hacer más eficiente, accesible e interactivo el proceso educativo. No obstante, también existen preocupaciones sobre ampliación de brechas, ética y confiabilidad de fuentes, evasión de responsabilidades académicas y excesiva dependencia tecnológica.
En conclusión, la gran mayoría de docentes familiarizados con la IA (95%) está dispuesta a implementarla en su práctica, lo que refleja una visión optimista sobre su potencial para mejorar la educación, aunque conscientes de los desafíos.