El informe «Ed-tech in the Global South: Research Gaps and Opportunities», elaborado por Santiago Cueto, María Balarin, Mauricio Saavedra y Claudia Sugimaru, y publicado por Southern Voice con apoyo del International Development Research Centre, se sumerge en el uso de la tecnología educativa en contextos de bajos y medianos ingresos, especialmente en las escuelas primarias y secundarias del Sur Global. Este análisis se basa en una meticulosa revisión de literatura, entrevistas con expertos y revisiones regionales para identificar áreas donde la investigación y las políticas pueden mejorar significativamente la implementación de tecnologías educativas.

Los autores destacan tres áreas críticas que requieren más atención en los debates sobre tecnología educativa: las implicaciones pedagógicas, el papel de estas tecnologías en la mitigación de desigualdades y las estructuras de gobernanza para su implementación. En particular, se enfocan en cómo la tecnología puede ser una herramienta poderosa para reducir las desigualdades educativas, aunque subrayan que esto solo es posible dentro de una estrategia educativa integral que priorice los aspectos pedagógicos sobre la mera distribución de tecnología.

En cuanto a la mitigación de desigualdades, el estudio proporciona un análisis profundo sobre cómo la tecnología educativa puede ser utilizada para ofrecer oportunidades de aprendizaje más equitativas. Destacan que, aunque la infraestructura digital, como el acceso a electricidad y recursos tecnológicos, varía enormemente entre regiones, estas herramientas tienen el potencial de ofrecer recursos educativos de alta calidad a estudiantes en áreas desfavorecidas. Sin embargo, indican que los esfuerzos actuales a menudo se centran en la provisión de tecnología sin una planificación adecuada que contemple las necesidades educativas reales de los estudiantes vulnerables.

El documento también señala que, para que la tecnología educativa funcione como un igualador social, es necesario que las políticas y programas sean diseñados con un enfoque explícito en la equidad. Esto incluye asegurar que los estudiantes de contextos marginados no solo tengan acceso a la tecnología, sino también a contenido educativo relevante y a apoyo pedagógico adaptado a sus circunstancias. Los autores argumentan que la tecnología puede y debe ser utilizada para personalizar la educación a las necesidades individuales de los estudiantes, facilitando métodos de enseñanza más inclusivos y adaptativos que puedan abordar directamente las barreras al aprendizaje que enfrentan los estudiantes desfavorecidos.

Finalmente, el informe aboga por una gobernanza sólida y estructurada de las iniciativas de tecnología educativa, destacando que sin una supervisión y un marco regulador efectivos, las tecnologías por sí solas no lograrán cerrar las brechas de desigualdad. Los autores concluyen que es crucial desarrollar y seguir políticas bien planificadas que integren la tecnología educativa en el marco más amplio de reformas educativas dirigidas a mejorar la calidad y la equidad en la educación en el Sur Global.

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