El Día Mundial de la Justicia Social, se celebra este 20 de febrero, es una iniciativa de las Naciones Unidas que busca promover sociedades más equitativas y respetuosas de los derechos humanos. Esta fecha resalta la importancia de garantizar el acceso a oportunidades en ámbitos como el trabajo, la educación y la tecnología, con el fin de reducir desigualdades y fomentar el desarrollo sostenible. En un mundo marcado por la transformación digital y la globalización, la justicia social cobra especial relevancia para construir un futuro en el que todos puedan contribuir y beneficiarse del progreso.

En el contexto de la educación superior, la justicia social implica la promoción de entornos inclusivos, donde la diversidad sea valorada y potenciada. Universidades de todo el mundo implementan estrategias para garantizar que sus comunidades académicas sean espacios de equidad, fomentando el respeto a las distintas realidades culturales, sociales y de género. Asimismo, el uso de herramientas digitales y metodologías innovadoras permite personalizar la experiencia educativa, brindando a cada estudiante la posibilidad de desarrollar su máximo potencial.

Más allá del aula, la educación superior debe comprometerse con la formación de ciudadanos críticos, éticos y responsables. Incluir en los planes de estudio temas como derechos humanos, sostenibilidad y ciudadanía digital fortalece la conciencia social de los futuros profesionales. Además, el impulso de proyectos de impacto social y la colaboración con diversas organizaciones permiten que el conocimiento académico se transforme en soluciones reales para los desafíos globales.

Nuestros gobernantes tienen un gran desafío en cuanto a la promoción de una justicia social en el contexto de la educación; ya que hoy en día, se materializan grandes diferencias. La tarea debe iniciar con eliminar barreras y crear políticas para garantizar el desarrollo de la persona y por ende de la sociedad, que tienen su pilar en una educación de calidad para todos, con el respeto a la interculturalidad, entre otros aspectos.
Beatriz Miranda De La Lama, Directora de la carrera de Derecho de la UPC

En este Día Mundial de la Justicia Social, recordemos que la educación es un pilar fundamental para el desarrollo de sociedades más justas y sostenibles. Desde las universidades, el compromiso con la equidad y la innovación educativa puede generar un impacto significativo, preparando a las próximas generaciones para liderar con valores y contribuir al bienestar global.

Conoce el Informe de la Promoción de la Justicia Social de la OIT.

Texto trabajado con el apoyo de ChatGPT y la colaboración de Beatriz Miranda De La Lama

El Día Mundial del Reciclaje, conmemorado el 17 de mayo de cada año, sirve como un recordatorio crucial de la importancia de adoptar prácticas sostenibles en nuestra vida diaria. Esta fecha ofrece una oportunidad valiosa para reflexionar sobre nuestro impacto en el medio ambiente y tomar medidas concretas para reducir nuestra huella ecológica. El reciclaje es una de las formas más efectivas para combatir la contaminación y la sobreexplotación de recursos naturales, promoviendo así un futuro más saludable y equilibrado para las generaciones venideras.

En el contexto universitario, el Día Mundial del Reciclaje adquiere una relevancia aún mayor. Las instituciones educativas tienen la responsabilidad de liderar el camino hacia la sostenibilidad ambiental, tanto a través de la educación como de la acción práctica. Los campus universitarios pueden convertirse en centros de innovación ambiental, implementando programas de reciclaje efectivos, promoviendo la reducción del consumo de plásticos y fomentando la conciencia sobre la importancia de preservar nuestros recursos naturales.

Además, el Día Mundial del Reciclaje ofrece un espacio para la participación estudiantil activa y el activismo ambiental. Desde organizar campañas de concienciación hasta liderar proyectos de reciclaje comunitario, los estudiantes universitarios tienen la capacidad de generar un impacto significativo en sus entornos locales y más allá. Al aprovechar esta oportunidad para inspirar el cambio y promover prácticas sostenibles, la comunidad universitaria llega a desempeñar un papel fundamental en la construcción de un futuro más ecológico y resiliente.

En este día especial, proclamado por la UNESCO, es esencial reconocer que el reciclaje no es solo una acción individual, sino un esfuerzo colectivo que involucra a gobiernos, empresas, comunidades y, por supuesto, a las instituciones educativas. Las universidades pueden colaborar con empresas locales para establecer programas de reciclaje eficientes y desarrollar iniciativas de investigación que impulsen la innovación en materia de sostenibilidad. Además, pueden ofrecer programas académicos centrados en la gestión ambiental y el desarrollo sostenible, preparando a las futuras generaciones de líderes para abordar los desafíos ambientales de manera integral.

Además del reciclaje tradicional, es importante fomentar la reducción y reutilización de materiales como parte de una estrategia global de gestión de residuos. Esto implica adoptar prácticas de consumo consciente, minimizando el uso de productos desechables y optando por alternativas más duraderas y ecoamigables. Al promover un enfoque holístico hacia la sostenibilidad, las universidades pueden empoderar a los estudiantes para que se conviertan en agentes de cambio en sus comunidades y contribuyan a la construcción de un mundo más verde y equitativo.

Compartimos algunas referencias relacionadas al tema:

  1. United Nations: Sustainable Development Goals – Goal 12: Responsible Consumption and Production
  2. UNESCO: Green University Toolkit – Promoting sustainability and climate action
  3. Environmental Protection Agency (EPA): Recycling Basics
  4. The Princeton Review: 15 Tips for Going Green on Campus

Publicación realizada con la asistencia del Chat GTP

La Realidad Extendida (XR) está transformando el mundo de las artes escénicas y la música, brindando experiencias inmersivas e interactivas que enriquecen la conexión entre el público y los artistas. A medida que la XR evoluciona y se integra en el teatro inmersivo, las oportunidades y aplicaciones de esta tecnología seguirán creciendo, prometiendo un futuro emocionante y revolucionario para las industrias creativas.

Hace 20 años un amigo me contó una idea: crear un periódico llamado La Verdad en el que todo sea mentira, salvo el horóscopo. En ese momento era una idea graciosa e incluso interesante, hoy sería parte del caos informativo que nos inunda, nos agobia, nos ahoga.

Ya no sabemos en qué creer, y ese es precisamente el tema de la película  «No mires arriba» estrenada hace unos días en Netflix.

Como siempre, advertimos al lector que, si bien esta nota no es sobre la película, comentaremos algunos fragmentos o diálogos para usarlos como referencias en algunas  reflexiones. Si usted no ha visto la película y no le molesta enterarse de algunas cosas antes de verla, puede seguir adelante con la lectura.

La historia en «No mires arriba» muestra el conflicto entre el conocimiento científico, que es compartido por los astrónomos Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) y Randall Mindy (Leonardo Di Caprio), y el conocimiento no-científico dominado por la subjetividad, creencias, emociones y percepciones.

Vale decir que este conflicto no es reciente ni podría identificarse como un fenómeno contemporáneo pues ya ha sido descrito por Platón mediante la Alegoría de la Caverna en La República (370 a.c.).

Platón describe una situación en la que a un grupo de personas encerradas en una caverna se les muestra imágenes intencionalmente y que, al ser todo lo que pueden ver y conocer, las identifican como verdad absoluta. Así, muestra Platón, un esquema de dominación a través de la información que se comunica a dicho grupo, que se no solo se encuentra impedido de conocer la verdad del mundo exterior (fuera de la caverna) sino que ha sido convencido de que esa es la única verdad a tal punto que, cuando uno de ellos se libera y logra ver el mundo exterior (el mundo de la razón) y regresa -emocionado- a contarle a sus compañeros, éstos no le creen, y le tratan como loco.

Es exactamente lo que que sucede a Dibiasky y Mindy los científicos en la historia que nos sirve de referencia.

La presidenta dice "¿Sabes en cuántas reuniones sobre el fin del mundo he estado en estos años?
¿Sabes en cuántas reuniones sobre el fin del mundo he estado en estos años? – President Orlean (Meryl Streep)

La verdad que descubren los protagonistas era que, según la observación del comportamiento de un cometa recientemente  descubierto, el planeta tierra experimentaría un evento de extinción similar al ocurrido hace millones de años y deciden comunicarlo al gobierno de los Estados Unidos para buscar que allí se tome alguna decisión que ayude a evitar la inminente destrucción del planeta, en caso fuera posible.

Obviamente: no les creyeron.

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Kate Dibiasky pierde los papeles por preguntas y comentarios ligeros de los entrevistadores

Ante ello los científicos deciden hacerlo público, pero, al no tener experiencia en el campo de la comunicación caen en en el discurso panfletario de «el mundo se va a acabar» o «todos vamos a morir» y con ello en el ridículo de la Cultura del Meme y el shitposting luego de perder los papeles ante los entrevistadores de un programa magazine matutino, tan ligero y superficial como cualquier otro.

Finalmente, cualquier otra noticia de la farándula logra opacar una noticia tan importante como la que los científicos buscaban difundir: el impacto directo de un cometa en el planeta. Luego de ello son perseguidos, arrestados por el FBI y obligados a dejar de hablar sobre su descubrimiento.

Esto tampoco es nuevo, recordemos lo que le sucedió a Galileo Galilei obligado a renunciar a sus ideas y descubrimientos ante el Tribunal de la Santa Inquisición (1633 d.c.)

Los protagonistas intentan informar directamente a la población sobre el peligro inminente y solo logran generar caos, desconcierto y enfrentamiento entre quienes confiaban en ellos y quienes no. Hasta que finalmente, el cometa aparece en el cielo y se puede observar a simple vista.

La evidencia podía ser verificada por cualquier persona solo mirando hacia arriba.

En ese momento la «verdad científica» coincide con la «verdad de los sentidos» y se hace creíble. Aunque no para todos, y es aquí cuando otro fenómeno aparece en escena: el negacionismo y la posverdad.

La posverdad es un fenómeno que va mucho más allá de la mentira pues no solo busca engañar con un discurso falso sino convencer y crear militancia a partir de dicho discurso, una militancia tal que ayude a negar cualquier evidencia y desconfiar de cualquier fuente. Así surge el movimiento «no mires arriba» que etiqueta a los miembros del bando contrario como enemigos, sediciosos, comunistas, entre otros. De esta manera, el debate deja de ser sobre razones o evidencias y se convierte en una confrontación de posiciones, en el que lo importante es vencer o ser vencido.

Las universidades son instituciones promotoras del pensamiento científico, y enfrentan nuevamente la amenaza de grupos que desconocen y rechazan la evidencia científica (ej. antivacunas,  terraplanistas y movimientos que difunden teorías de conspiración como Qanon, entre otros) y que atacan y desprestigian a científicos, pensadores o a cualquier individuo o institución que promueva una idea contraria a la que ellos defienden.

¿Es posible hacer algo desde las instituciones educativas?

No solo es posible sino necesario y urgente que las instituciones educativas implementen estrategias orientadas a desterrar y el negacionismo y las teorías conspirativas de sus campus. Pero, lamentablemente, esto no será  suficiente.

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Ariana Grande como Riley Bina. «Solo mira arriba y apaga los noticieros de porquería»

No es suficiente formar a nuestros estudiantes con competencias digitales e informacionales, no es suficiente con asegurar que nuestros estudiantes estén en capacidad de distinguir entre una noticia verdadera y una falsa. Las universidades deben generar nuevos espacios de diálogo y debate abierto más allá de las aulas, más allá de los campus. Espacios de debate de ideas (no de posiciones) que conduzcan a formación de consensos, encuentros, respeto y confianza.

Es importante notar en la película que prácticamente todas las instituciones (el gobierno, los medios, la NASA, los empresarios) tienen muy poca credibilidad, pero que las universidades (todavía) son instituciones confiables.

Si actuamos a tiempo quizás, solo quizás, podríamos desviar ese cometa que amenaza nuestra existencia.

 

 

 

 

 

Avanza la vacunación y estamos preparándonos para volver a los campus … la pregunta clave es ¿a qué queremos volver?, luego de esta experiencia mundial de aprendizaje en línea ¿qué hemos aprendido?

A continuación algunas ideas -contadas como escenario futurista- que surgen del diálogo con colegas dedicados a la innovación educativa y algunas lecturas.

Tome esto, querido lector, como un ejercicio literario, como la historia de cualquier universidad, y no como un plan de trabajo.

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Fue hermoso.

El día que volvimos a los campus fue un momento muy emotivo: estudiantes y docentes se encontraron cara a cara luego de 2 años, algunos incluso se encontraban por primera vez. Hubo risas, bromas, juegos y abrazos… el campus era una fiesta… y así fue toda la primera semana de clases.

Una semana en la que, por cierto, no hubo clases.

La universidad tomó la decisión convertir la primera semana de clases en «la semana del encuentro» una semana dedicada a que estudiantes y docentes se conozcan y reconozcan, una semana con mucho arte, cultura, expresión, exposiciones. Los estudiantes de ciclos más avanzados expusieron sus logros, los egresados compartían experiencias y consejos, y los ingresantes compartieron también sus sueños y anhelos.

Ese primer semestre post-pandemia muchos cursos seguían ofreciéndose a distancia con actividades síncronas (videoconferencias) y asíncronas (lectura, trabajo individual y grupal, diálogo entre pares y reflexión) pero algo había cambiado: los cursos iniciaban los domingos por la tarde con una charla magistral del docente a cargo del tema de cada semana. Sí, cada semana la charla (la clase) era dada por un experto -podía ser el mismo docente o no-  y los estudiantes podían verla en cualquier momento.

Es como una serie de Netflix que libera capítulos cada semana (Rodrigo, estudiante de administración)

A diferencia de las largas y aburridas sesiones de videoconferencia del año pasado, esta vez las charlas son cortas y dinámicas, incluyen datos actuales, debate y opiniones de expertos que contextualizan el tema. Los videos incluyen preguntas de opinión y reflexión que permiten a los estudiantes validar lo aprendido y comparar sus respuestas con las de sus compañeros de aula, del campus y de toda la universidad. Son charlas que tienen como objetivo motivar el interés por el tema y prepararse para el reto de las siguientes semanas.

Antes de cada clase, el docente tiene acceso a información de seguimiento que le proporciona la plataforma: si los estudiantes han visto el video y han descargado las guías para el trabajo en clase, si respondieron a las preguntas o si tienen alguna duda sobre el reto planteado. De esta forma, tras una breve dinámica para romper el hielo, el docente inicia la actividad, y acompaña a los estudiantes en la búsqueda de soluciones. 

En no más de 1 hora, los estudiantes discuten, debaten y trabajan en grupos un caso o problema puntual que surge de la motivación planteada en la charla magistral y diseñan una propuesta o solución que, posteriormente, hacia el final de la semana, deben subir a la plataforma y compartirla para recibir comentarios.

Cuando publicamos nuestra propuesta no esperábamos recibir tantos comentarios y respuestas… eso nos ayudó mucho a mejorarla. (Carla, estudiante de comunicaciones)

Así, las clases han dejado de ser eventos aislados, limitados por el tiempo y el espacio, y han pasado a ser procesos de aprendizaje abierto, continuo y con horarios flexibles. Los estudiantes no tienen una clase semanal sino un conjunto de actividades síncronas y asíncronas, individuales y grupales, lectivas y no lectivas diseñadas específicamente para el desarrollo de competencias y orientadas hacia los logros de aprendizaje.

Para evaluar los logros de aprendizaje se ha reemplazado los exámenes por evaluaciones continuas e integradoras en las que tanto estudiantes como docentes participan. Ese momento tenso y estresante conocido como «semana de exámenes» quedó en el pasado y se ha convertido en la «Semana de la Innovación y de la Creatividad», una semana para que la comunidad universitaria se dedique a desarrollar proyectos interdisciplinarios. Es una semana de maratones de innovación y creación en la que los mismos estudiantes organizan talleres, exposiciones, y participan en hackathons con temáticas propuestas por el sector privado y organismos internacionales de desarrollo, planteando soluciones para problemas reales.

Fue increíble. Hicimos un grupo con chicas de sistemas y presentamos una propuesta de una app para la gestión de pagos ¡y al banco le encantó! (Gabriel, estudiante de finanzas)  

El trabajo en grupo ahora tiene una nueva motivación, y la participación y aporte de los integrantes es evaluada en cada avance por el docente y los mismos estudiantes, cada estudiante tiene un papel en el equipo y se hace responsable de liderar en esa tarea sin perder de vista el objetivo común. Si bien la entrega de trabajos privilegia los formatos digitales, también se realizan entregas de objetos (maquetas de arquitectura, colecciones de diseño de modas y productos de los talleres o del FabLab). De esta forma, la fecha de entrega de trabajos finales se ha convertido en una gran exposición a cargo de los propios estudiantes, un momento de orgullo.

Para quienes viven lejos de los campus también hay espacios de encuentro. La universidad implementó convenios con locales en varios puntos de la ciudad y en otras ciudades del país, los estudiantes y docentes ahora pueden conectarse a Internet de manera segura y a bajo costo en un lugar cercano a su casa. Estos lugares (institutos, bibliotecas públicas, cafeterías, oficinas, y espacios de coworking) brindan acceso a equipos de cómputo y a software especializado para los estudiantes. Otros socios más avanzados ofrecen salas de videoconferencias privadas, simuladores y visores de realidad virtual, e incluso acceso a impresoras 3D y a FabLabs. Por ello, ya no es necesario trasladarse diariamente hasta el campus (o mudarse a un lugar cercano) para poder tener acceso a equipamiento especializado y buena conectividad. 

La universidad también implementó aulas híbridas para facilitar el acceso remoto de estudiantes que viven fuera de la ciudad, de esta forma pueden participar en las sesiones de trabajo presencial como si estuvieran en el campus. De esta forma todos los estudiantes tienen la oportunidad de interactuar con compañeros que se encuentran viviendo fuera de la ciudad, fortaleciéndose así el aprendizaje en diversidad.

Con los compañeros que viven aquí nos juntamos en el local para hacer los proyectos, entrar a clases y hasta para las ferias. Es como un campus pequeñito pero nos sentimos parte del campus más grande. (Jesús, estudiante de arquitectura, Ayacucho)

Como no todo puede ser a distancia, la universidad amplió también su oferta de talleres y laboratorios usando las aulas que quedaron libres, ahora los estudiantes pueden reunirse en los campus para practicar o realizar experimentos, separando estos espacios con anticipación en la intranet. 

o – o –

Los campus universitarios son y seguirán siendo fundamentales para el desarrollo de profesionales y ciudadanos del futuro, pero han dejado de ser un lugar al que los estudiantes deben ir y han pasado a ser el lugar al que los estudiantes quieren ir.

La universidad ha ido abriendo el acceso al campus de manera gradual. La prioridad la tuvieron las clases prácticas, talleres y laboratorios, así como las tareas de investigación. Algunos servicios se han puesto a disposición de estudiantes y docentes: espacios para conectarse a las clases online o también los estudios de grabación y cubículos personales para que los docentes realicen sus clases en ambientes seguros, aislados y con buena conectividad. 

Los espacios al aire libre fueron los primeros en retornar: deportes, danza, teatro, debates, exposiciones… todo lo que podía realizarse a puertas abiertas sin riesgo de contagio.

De esta forma, la universidad ha vuelto a ser un punto de encuentro entre docentes y estudiantes, un espacio de investigación y creación en el que la curiosidad y la inquietud por descubrir nuevo conocimiento es la motivación principal de quienes participan de ella.

Y fue así como volvimos a la universidad… a la que vamos a querer volver, siempre.

 


*Texto actualizado y adaptado por el propio autor, publicado originalmente aquí.

Entramos al segundo año de la pandemia y para nadie es una novedad señalar los cambios que se han producido en la educación a partir de la respuesta y adaptación a la crisis. Pero más allá de la respuesta inmediata, es importante pensar en los cambios hacia el futuro, en las transformaciones necesarias para el largo plazo y en el papel de la digitalización a ese proceso.

Esta semana se realizó el sexto webinar sobre Transformación Digital en la Educación superior organizado por la Corporación Financiera Internacional (IFC)  en el que se presentaron los alcances y primeras observaciones de la iniciativa D4TEP liderada por Alejandro Caballero de IFC  y que cuenta con el apoyo de  Deloitte Higher Education.

Dentro de los beneficios que tiene la transformación digital en las universidades se encuentran, de acuerdo con Madeline Pongor de Deloitte Higher Education:

  • Mejorar ingresos ampliando y diversificando el alcance de los procesos de admisión.
  • Aumentar la eficiencia reduciendo costos en procesos administrativos mediante la automatización.
  • Elevar la calidad académica mediante el desarrollo de capacidades y aliviando carga administrativa a los y las docentes.
  • Diseño de programas académicos apropiados y relevantes para los estudiantes y la industria gracias a la gestión estratégica de la información y los datos.

Las tecnologías digitales pueden apoyar en distinto momentos de la experiencia de aprendizaje del estudiante, desde el momento en que toma la decisión de postural hasta la graduación o incluso después cuando participa en redes profesionales o de egresados de la universidad, e incluso en programas de aprendizaje para toda la vida. Es importante observar el proceso completo – señala Pongor – y no verlo como silos o espacios aislados.

La Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas ha sido parte de la implementación piloto del programa D4TEP junto con la Universidad de los Andes de Colombia y Maharishi Institute de Sudáfrica.

Durante el webinar las autoridades de las universidades participantes resaltaron la importancia del proceso de trasformación digital las oportunidades que ofrece para ofrecer educación de calidad accesible para la población, mejorando la calidad de la oferta y la propuesta de valor para los estudiantes, pero también creando universidades resilientes, capaces de afrontar las futuras crisis.

Justyna Dymersa, de Best Merchant Partners, entidad que invierte en iniciativas de tecnologías en la educación superior, señaló que un de las principales lecciones de la crisis para las universidades es reconocer que deben enfocarse en aquello que hacen mejor que nadie: educar, formar profesionales y que la transformación digital debe orientarse a ello. Describe el modelo de OPM (Online Program Management) que permite desempaquetar los servicios de las universidades, tercerizando los procesos administrativos a una entidad especializada.

Las autoridades en el diálogo fueron invitadas a reflexionar sobre el futuro cercano (5 años), Raquel Bernal, Vicerrectora Académica de la Universidad de los Andes, señaló que espera que la universidad tenga mayor alcance y pueda servir a poblaciones distantes; Edward Roekaert, Rector  de la UPC, señaló que la digitalización es como una «fuente de juventud» para las universidades, seremos mejores instituciones, renovadas y en capacidad de proveer mejores servicios para los estudiantes y mejores profesionales para la sociedad; Taddy Blencher, CEO del Maharishi Institute resaltó la importancia de expandir la universidad a otras regiones y países de manera sostenible y accesible para los estudiantes.

Aquí el video completo del webinar.

La serie completa de webinars de IFC sobre Educación en Tiempos de Disrupción puede verse aquí.