En la sesión del 16 de mayo, la Comunidad IA en la Educación abordó un tema clave para cerrar brechas: la integración de la inteligencia artificial en la educación básica regular. Lea Sulmont presentó el decálogo Ruta IA en la Educación Básica Regular, desarrollado junto a docentes y especialistas, una ruta mínima que propone acciones concretas para introducir la IA en escuelas públicas, priorizando la explicabilidad, la seguridad, la personalización y el enfoque inclusivo. 

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El enfoque de la propuesta busca ir más allá de lo tecnológico, resaltando la importancia de integrar la IA dentro de la cultura institucional y los proyectos educativos. Se enfatizó que el primer paso es que las comunidades educativas comprendan qué es la inteligencia artificial, sus implicancias éticas, y establezcan políticas claras para su uso responsable, adaptado a las necesidades del contexto escolar peruano. 

Durante el diálogo, se destacó que esta ruta se enfoca en construir bases sólidas que permitan avanzar gradualmente, considerando las particularidades y limitaciones del sistema educativo. Asimismo, se reflexionó sobre la importancia de fortalecer la alfabetización digital docente como condición previa para cualquier avance significativo en el uso de IA en las escuelas. 

La sesión concluyó con una invitación a la comunidad a sumarse en la tarea de acompañar, explicar y generar materiales sencillos que ayuden a docentes, estudiantes y familias a entender y aprovechar la IA desde una perspectiva crítica, inclusiva y ciudadana, reforzando la necesidad de trabajar de manera interdisciplinaria y colaborativa. 

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Revisa la sesión completa: 

El mes de marzo trajo a la Comunidad IA en la Educación un conjunto de encuentros ricos en aprendizajes, donde se abordaron desafíos, experiencias prácticas y avances de investigación relacionados con la integración de la inteligencia artificial en la enseñanza. Estas son las principales reflexiones y actividades que marcaron las sesiones del mes. 

7 de marzo: Experiencias globales en formación docente con IA 

La primera sesión de marzo tuvo como invitados a Jake Van Clief y César Estremadoyro, quienes compartieron experiencias innovadoras sobre el acompañamiento docente en el uso de IA. 

Jake presentó una herramienta, llamada Eduba Labs, centrado en empoderar a los educadores para usar IA de manera crítica y autónoma. La iniciativa busca ofrecer entornos seguros, éticos y controlados por los propios docentes, reforzando la confianza en el uso pedagógico de estas tecnologías. Se destacó la importancia de trasladar el protagonismo a los educadores. 

La sesión dejó una invitación abierta a explorar modelos alternativos de formación y gestión ética de la IA, adaptables a distintos contextos educativos. 

14 de marzo: Desafíos de la IA en México 

La segunda sesión fue liderada por Lizeth Carolina Izurieta desde México, quien compartió una presentación de la realidad educativa en México. 

Lizeth describió el enorme desafío que enfrentan regiones como la sierra norte de Puebla, donde muchas comunidades no cuentan con acceso básico a electricidad, mucho menos a Internet. Se destacó que apenas el 23% de las zonas rurales tienen acceso a conectividad, lo que limita drásticamente la implementación de herramientas basadas en IA. Pese a estas dificultades, Lizeth mostró casos inspiradores de cómo algunas universidades mexicanas están comenzando a explorar la IA para la tutoría virtual, el aprendizaje adaptativo y el acompañamiento administrativo. 

La presentación fue una valiosa oportunidad para visibilizar la necesidad urgente de reducir las brechas digitales y promover un uso equitativo de la IA en educación. 

21 de marzo: Avances de la revisión sistemática sobre ética e IA 

En esta sesión, Madeleine Palacios presentó los resultados preliminares de la revisión sistemática sobre ética en IA aplicada a la educación superior, liderada por la comunidad como parte del plan de trabajo de Metared TIC. 

Tras revisar 118 artículos, el equipo seleccionó 49 estudios clave que están siendo codificados. Madeleine destacó la riqueza de hallazgos, incluyendo la propuesta de modelos ecológicos de gobernanza de la IA, que sugieren integrar dimensiones pedagógicas, operativas y de alta dirección para formular políticas institucionales claras. 

Se destacó la importancia de continuar con estudios empíricos y longitudinales, así como de postular el artículo resultante a revistas indexadas. 

28 de marzo: Evaluación en la era de la IA 

La última sesión del mes estuvo a cargo de Juandiego Morzán, quien presentó un caso de uso innovador de IA generativa en evaluación académica, desarrollado en colaboración con el equipo de Campus Global de la UPC

Juandiego expuso cómo aplicaron tecnologías de speech analytics para evaluar videos de estudiantes utilizando modelos de lenguaje avanzado como GPT-4. El sistema permite procesar automáticamente los discursos, transcribirlos, evaluarlos con base en rúbricas prediseñadas y entregar retroalimentación personalizada, agilizando así los procesos. 

El cierre de la sesión abrió un debate sobre el rol del docente en la era de la IA, la necesidad de rediseñar las evaluaciones para desarrollar pensamiento crítico y creativo, y el cuidado al enfrentar los desafíos éticos del uso de estas herramientas. 

Por: Daniel Flores Bueno

En El amor en los tiempos del cólera, la inolvidable novela de Gabriel García Márquez, Florentino Ariza —su protagonista— escribe cartas de amor a Fermina Daza, incluso cuando ella ha dejado de responder. Esas cartas no solo representan un amor persistente, sino también el poder del lenguaje, la intensidad del recuerdo y el deseo que persiste en el tiempo.

Hoy, leer y escribir en tiempos de inteligencia artificial abre dos grandes frentes. Por un lado, hay quienes sostienen que el uso de estas herramientas empobrece el estilo, debilita la voz narrativa y convierte el texto en una pieza predecible y sin alma. Por otro, encontramos a quienes consideran que la IA puede funcionar como un asistente útil para corregir errores ortográficos, mejorar la gramática y afinar aspectos formales de la escritura.

En el ámbito de la lectura, la IA también está generando transformaciones. Herramientas como ChatPDF o Humata permiten resumir textos, encontrar datos específicos o interactuar con documentos largos de forma más eficiente. Otras plataformas, como Google Studio Live o el propio ChatGPT, pueden leer en voz alta o traducir textos, ayudando así a acceder a materiales en otros idiomas o a convertir cualquier documento en un audiolibro.

Este nuevo escenario plantea múltiples interrogantes. ¿Qué postura deberían asumir los docentes universitarios que enseñan a escribir? ¿Se debe prohibir el uso de la IA por temor a perder autenticidad? ¿O más bien debemos enseñar a usarla críticamente, promoviendo que nuestros estudiantes escriban con apoyo, sin renunciar a desarrollar una voz propia?

La literatura académica reciente nos ofrece algunas respuestas. Investigaciones como la de Cummings et al. (2024) revelan que ocho de cada diez estudios describen que los estudiantes utilizan la IA para actividades como la lluvia de ideas, la redacción de borradores y la revisión de textos. Al mismo tiempo, autores como Wang et al. (2024) advierten que algunos estudiantes enfrentan retos como la pérdida de pensamiento crítico, la dilución de su voz personal o la necesidad de dedicar más tiempo a verificar y revisar lo que produce la IA.

Frente a estas inquietudes, un equipo de cinco profesores —cuatro de Perú y una de México— decidimos realizar una investigación cualitativa durante diciembre de 2024. Nuestro objetivo fue explorar cómo experimentan los estudiantes de una universidad privada de Perú la integración de la IA en un curso de redacción académica de primer ciclo. En particular, buscamos describir y evaluar su percepción sobre la facilidad de uso, la utilidad de estas herramientas y las actitudes que despiertan, tanto de aceptación como de escepticismo.

Para ello, diseñamos diversas experiencias de aprendizaje en las que los estudiantes fueron capacitados en el uso de IA mediante la redacción de prompts. La experiencia comenzó con ChatGPT y luego se incorporaron otros modelos de lenguaje como Lorca, TextCortex y Quillbot. Posteriormente, se entrevistó a 16 estudiantes utilizando un diseño muestral por conveniencia, estratificado según su desempeño académico.

¿Qué descubrimos? ¿Cómo perciben estos estudiantes las herramientas de IA? ¿Qué usos les dan y qué expectativas tienen ante la ola de cambios que ya está transformando la escritura académica?

De eso trata la segunda entrega de este artículo.


Referencias

Cummings, R. E., Monroe, S. M., & Watkins, M. (2024). Generative AI in first-year writing: An early analysis of affordances, limitations, and a framework for the future. Computers and Composition, 71(102827), 102827. https://doi.org/10.1016/j.compcom.2024.102827

Wang, C., Aguilar, S. J., Bankard, J. S., Bui, E., & Nye, B. (2024). Writing with AI: What College Students Learned from Utilizing ChatGPT for a Writing Assignment. Education Sciences, 14(9), 976. https://doi.org/10.3390/educsci14090976

Por: Victor Lozano

Cuando a Albert Einstein le preguntaron cómo había llegado a ser un genio, respondió con sencillez: “Lo importante es no dejar de hacerse preguntas“. Esta reflexión encierra una profunda verdad: nuestra capacidad para cuestionar el mundo ha sido el motor de nuestro progreso. Los humanos hemos avanzado gracias a nuestra habilidad para formular preguntas cada vez más complejas.

Hemos creado sistemas capaces de generar respuestas instantáneas a cualquier pregunta. En las aulas universitarias, inteligencias artificiales como ChatGPT son utilizadas para hacer análisis que antes requerían horas de investigación.

La biología nos ofrece una perspectiva sobre el costo energético del pensamiento. Nuestro cerebro humano consume aproximadamente el 20% de la energía corporal total, a pesar de representar sólo alrededor del 2% del peso corporal (Raichle & Gusnard, 2002). Este dato ha sido confirmado por múltiples estudios científicos, incluyendo investigaciones publicadas en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Las investigaciones científicas indican que el cerebro requiere un aporte energético permanente para mantenerse en funcionamiento, aun cuando no realice ninguna tarea aparente. Este alto costo energético podría explicar parcialmente por qué nuestras mentes tienden hacia cierta eficiencia cognitiva en determinadas circunstancias.

No es de extrañar que la posibilidad de externalizar el esfuerzo cognitivo a las inteligencias artificiales nos resulte eficiente. Cuando la IA nos ofrece respuestas inmediatas, nuestro cerebro, siempre atento al ahorro energético, lo interpreta como una ventaja.

Por otro lado, la promesa fundamental de la inteligencia artificial reside en la automatización: liberarnos de tareas cognitivas repetitivas para que podamos dedicar nuestras capacidades a problemas más significativos. En teoría, esto debería conducir a una explosión de creatividad y pensamiento original. Sin embargo, existe una contradicción profunda: muchas de las habilidades que la IA promete hacer redundantes son precisamente aquellas que constituyen la base del pensamiento crítico.

Según el informe “Future of Jobs 2023” del Foro Económico Mundial, el pensamiento crítico y analítico ocupa el segundo lugar entre las habilidades más demandadas en el mundo laboral actual, solo superado por el pensamiento creativo. Paradójicamente, mientras el mercado laboral valora cada vez más estas capacidades, la tecnología amenaza con atrofiarlas al eliminar las oportunidades para su ejercicio.

Esta tensión nos remite a los orígenes mismos del pensamiento crítico occidental. Cuando Sócrates desarrolló un método basado en el cuestionamiento sistemático: a través de preguntas estratégicamente formuladas, guiaba a sus discípulos hacia el descubrimiento de sus propias contradicciones e inconsistencias. El objetivo no era proporcionar respuestas, sino cultivar la capacidad de interrogar la realidad. Como señaló “una vida sin cuestionamiento no merece ser vivida”.

Resulta irónico que muchos sistemas de IA actuales, como ChatGPT, utilicen técnicas inspiradas en el diálogo socrático para generar sus respuestas. La tecnología ha asimilado la forma del método socrático, pero invirtiendo su propósito: en lugar de estimular el cuestionamiento, proporciona respuestas que pueden desincentivar la indagación.

La neurociencia moderna ha confirmado lo que los educadores han intuido durante siglos: nuestro cerebro se moldea en función de cómo lo utilizamos. Este fenómeno, conocido como neuroplasticidad, implica que cada experiencia de aprendizaje literalmente reconfigura nuestra arquitectura neural. Esta realidad biológica plantea interrogantes sobre cómo integrar la IA en la educación superior. Si delegamos demasiadas funciones cognitivas a los algoritmos, ¿estamos privando a nuestros cerebros de los estímulos necesarios para desarrollar capacidades críticas?

Si eres profesor, seguramente te ha tocado un perfil de alumno singular. Ese que se queda al final de la clase haciendo preguntas, el que muestra un interés superior al promedio, consulta por conceptos diversos y pregunta por autores. Es el alumno que, en silencio, reflexiona y prepara su intervención. Sus preguntas son rigurosas, curiosas y, a veces, disruptivas, haciendo emerger el conocimiento tanto en el aula como fuera de ella. ¿Puede fortalecer la IA el pensamiento crítico de este tipo de alumno? ¿Y qué sucede con el estudiante más estándar, el que sigue el programa y rara vez desafía las ideas establecidas? La integración efectiva de la IA en el aula requiere un enfoque que potencie, en lugar de sustituir, el desarrollo del pensamiento crítico.

Un enfoque prometedor consiste en utilizar la IA como herramienta de contraste y verificación. Cuando los estudiantes comparan sus propias respuestas con las generadas por herramientas de IA, pueden desarrollar una comprensión más profunda de los temas al identificar diferencias, posibles errores o sesgos en ambas fuentes. Este ejercicio de evaluación crítica puede fomentar habilidades analíticas de los estudiantes.

El diseño inverso de problemas representa otra táctica valiosa. En este enfoque, los estudiantes utilizan la IA para generar respuestas y luego trabajan retrospectivamente para formular las preguntas que podrían haber llevado a esas conclusiones. Este proceso ayuda a fomentar la cognición y la comprensión de cómo se construye el conocimiento.

Las actividades que requieren que los estudiantes perfeccionen progresivamente sus instrucciones (prompts) a la IA, ayudan a desarrollar habilidades metacognitivas, pues este proceso los obliga a considerar qué hace que una pregunta sea efectiva y qué conocimientos previos se requieren para formularla adecuadamente.

Además, que los estudiantes alternen tareas realizadas con y sin asistencia de IA permite a los estudiantes reflexionar sobre las diferencias en sus procesos cognitivos y resultados en ambos contextos, reforzando la conciencia sobre sus propias capacidades intelectuales.

Existen razones sólidas para sostener que la IA puede fortalecer el pensamiento crítico cuando se integra adecuadamente en el proceso educativo. La IA puede democratizar el acceso a tutorías personalizadas. Plataformas adaptativas como Khan Academy y Duolingo han comenzado a implementar sistemas de IA que ajustan el contenido y las preguntas al nivel de comprensión de cada estudiante.

En el ámbito de la escritura académica, herramientas como Grammarly o ChatGPT pueden proporcionar retroalimentación inmediata sobre aspectos estilísticos y estructurales de los ensayos. Sin embargo, los beneficios más profundos surgen cuando estas sugerencias se utilizan como punto de partida para la reflexión, no como soluciones definitivas.

¿Un futuro de simbiosis intelectual?

Ante estos desafíos, el objetivo para la educación superior no debe ser resistirse al avance tecnológico, sino forjar una relación simbiótica con la IA que potencie nuestras capacidades cognitivas en lugar de reemplazarlas. Esta visión requiere un replanteamiento fundamental de cómo enseñamos y evaluamos el pensamiento crítico en la era digital.

En primer lugar, los educadores deben diseñar experiencias de aprendizaje que enfaticen el proceso de indagación sobre el producto final. Este método obliga a los alumnos a ejercitar precisamente la habilidad que Einstein consideraba fundamental: la formulación de buenas preguntas.

Las universidades también deben reconsiderar sus métodos de evaluación. Los exámenes tradicionales, diseñados para medir la capacidad de recordar y aplicar información, se vuelven obsoletos en un mundo donde esa información es instantáneamente accesible.

Las evaluaciones mediante análisis comparativo representan una innovación valiosa con IA. Los estudiantes podrían recibir un mismo problema resuelto por tres fuentes distintas: un experto humano, un sistema de IA, y un compañero de clase. Su tarea consistiría en analizar críticamente las tres soluciones, identificando fortalezas y debilidades metodológicas de cada aproximación, y finalmente proponer una síntesis mejorada. Este método desarrolla simultáneamente habilidades analíticas y la capacidad de discernir la calidad del razonamiento independientemente de su origen.

Las evaluaciones progresivas con IA permiten medir el desarrollo incremental del pensamiento. En este formato, los estudiantes abordan un problema complejo en etapas, utilizando la IA como asistente controlado en puntos específicos del proceso. Por ejemplo, podrían formular inicialmente su enfoque sin asistencia, luego consultar a la IA para obtener perspectivas adicionales, posteriormente refinar su solución, y finalmente reflexionar sobre cómo evolucionó su pensamiento a lo largo del proceso. Esta modalidad evalúa tanto el resultado final como la trayectoria de aprendizaje.

Debemos reconocer que la relación entre humanos y máquinas inteligentes no es un juego de suma cero. Como argumenta el ajedrecista Garry Kasparov—quien experimentó tanto la derrota ante la IA como la colaboración con ella—”la combinación de inteligencia humana y artificial puede elevar nuestro pensamiento a niveles previamente inalcanzables”.

La paradoja central de nuestra era es que, mientras la IA asume cada vez más funciones cognitivas, el pensamiento crítico genuino se vuelve simultáneamente más escaso y más valioso. En este escenario transformado, la educación superior debe evolucionar desde un modelo centrado en la transmisión de respuestas hacia uno que cultive la capacidad de formular preguntas profundas y significativas.

Como señala la filósofa Martha Nussbaum, “la educación no consiste en la asimilación pasiva de datos, sino en el cultivo de la capacidad para el asombro”. Esta capacidad, el asombro intelectual que impulsa la indagación genuina, puede ser tanto amenazada como potenciada por la IA, dependiendo de cómo estructuremos nuestra relación con la tecnología. 

El reto para educadores, estudiantes e instituciones no es simplemente integrar la IA en las prácticas existentes, sino reimaginar qué significa pensar crítica y creativamente en un mundo de inteligencia híbrida.

Referencias

Eagleman, D. (2011). Incognito: The Secret Lives of the Brain. Pantheon Books.

Kasparov, G. (2017). Deep Thinking: Where Machine Intelligence Ends and Human Creativity Begins. PublicAffairs.

Nussbaum, M. C. (2010). Not for profit: Why democracy needs the humanities. Princeton University Press.

World Economic Forum. (2023). Future of Jobs Report 2023. WEF.

En un mundo donde la tecnología redefine la forma de enseñar y aprender, el docente digital se convierte en un referente que no solo transmite conocimientos, sino que también construye una presencia activa y valiosa en entornos virtuales. La marca personal del docente digital refleja su compromiso con la innovación, la colaboración y el aprendizaje continuo, y se convierte en una herramienta clave para conectarse con otros, aportar valor y transformar la educación desde lo colectivo.

¿Qué es la marca personal del docente digital?

Es la proyección de la identidad profesional del docente en espacios digitales. Va más allá del uso básico de redes sociales: representa cómo comunica su propuesta educativa, cómo se vincula con colegas y comunidades, y cómo contribuye al conocimiento abierto. Está estrechamente vinculada al desarrollo de competencias digitales, al uso ético y creativo de la tecnología, y a la participación activa en redes de aprendizaje.

¿Por qué es importante construirla?

Una marca personal sólida y auténtica permite al docente:

  • Formar parte de comunidades académicas que impulsan el crecimiento colectivo.
  • Participar en eventos internacionales y conocer diversas experiencias educativas.
  • Compartir recursos abiertos que impacten positivamente a otros educadores.
  • Generar conexiones con colegas que enriquecen su práctica docente.
  • Visibilizar su trabajo e inspirar a otros en el uso pedagógico de la tecnología.

Al fortalecer su marca, el docente no solo potencia su desarrollo profesional, sino que también aporta a una educación más conectada, abierta y colaborativa.

Elementos clave de una marca personal docente digital

  • Identidad profesional definida: claridad en los valores, intereses y enfoques pedagógicos.
  • Competencia digital: uso crítico y eficaz de herramientas, producción de contenido propio, y alfabetización mediática.
  • Red de colaboración: participación en comunidades de práctica, espacios de intercambio y proyectos compartidos.
  • Difusión de conocimiento: publicación y circulación de recursos educativos abiertos mediante blogs, redes, podcasts o plataformas especializadas.
  • Coherencia y ética: actuar de manera alineada con los principios docentes y fomentar un entorno digital respetuoso y constructivo.

Desafíos y oportunidades

Crear una marca personal digital implica también enfrentar desafíos: la exposición constante, la gestión del tiempo, la actualización permanente y la responsabilidad ética al compartir información. Sin embargo, cada uno de estos retos es una oportunidad para crecer, aprender de otros y fortalecer el rol docente en un entorno en constante evolución. Hoy más que nunca, enseñar también es compartir: te invitamos a hacer de los espacios digitales un escenario para construir, aprender y dejar huella.

Respecto al tema también puede interesarle:
La importancia de la marca personal académica


Este texto fue editado con el apoyo de ChatGPT, una herramienta de asistencia basada en inteligencia artificial desarrollada por OpenAI

Cada 21 de abril se conmemora el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, una fecha que destaca el valor de imaginar nuevas posibilidades y generar cambios positivos. Esta efeméride nos invita a reconocer el papel clave de las ideas en el desarrollo de soluciones que impactan distintos aspectos de la sociedad. En el ámbito educativo, nos recuerda que el aprendizaje no debe limitarse a la transmisión de contenidos, sino abrirse a la exploración, la reflexión crítica y la construcción activa de conocimiento. Innovar no es solo aplicar herramientas tecnológicas, sino cuestionar lo establecido para generar propuestas con sentido y propósito.

A través de enfoques creativos, es posible enfrentar desafíos actuales con soluciones integrales. Por ejemplo, el diseño de espacios públicos inclusivos puede responder a las metas del ODS 11 (Ciudades y comunidades sostenibles), mientras que iniciativas digitales que promuevan el bienestar emocional contribuyen al ODS 3 (Salud y bienestar). Estas acciones, impulsadas por la creatividad, evidencian cómo las ideas se convierten en motores de cambio cuando están conectadas con los retos reales del entorno.

En la educación superior, fomentar la innovación implica generar condiciones para que docentes y estudiantes experimenten, colaboren y propongan. Desde el uso de metodologías activas hasta proyectos vinculados con el contexto, la creatividad permite resignificar el acto de aprender y enseñar. Se trata de formar personas capaces de analizar críticamente, adaptarse al cambio y aportar con soluciones responsables.

En este día, celebremos el poder de imaginar un mundo distinto y actuar para hacerlo posible. Porque cada idea que nace en un aula, cada propuesta que surge desde la curiosidad y la empatía tiene el potencial de transformar realidades. Apostar por la creatividad en la educación es sembrar futuro.

En este video de BBVA Aprendemos Juntos, el reconocido publicista Luis Bassat, considerado uno de los mayores expertos mundiales en creatividad, comparte su visión sobre cómo fomentar la creatividad y el pensamiento crítico en la educación. Con una trayectoria destacada en la publicidad, Bassat ofrece reflexiones valiosas sobre el papel de estas habilidades en el aprendizaje y la enseñanza.

Con profundo respeto, la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) rinde homenaje a la vida y obra de Mario Vargas Llosa, uno de los más grandes exponentes de la literatura universal. Su partida deja un vacío inmenso en el mundo de las letras, pero también nos deja una herencia invaluable: una obra lúcida, apasionada y profundamente humana que seguirá marcando generaciones.

En honor a su memoria, la UPC ofrece un curso gratuito y abierto al público que explora su trayectoria, pensamiento y contribución a la literatura hispanoamericana. Esta iniciativa busca no solo reconocer su legado, sino también invitar a nuevos lectores a descubrir o redescubrir la riqueza de su escritura.

mario vargas llosa

Este curso especial, titulado “Vargas Llosa: Entre palabras y pasiones”, propone un recorrido integral por la evolución narrativa del Nobel de Literatura: desde sus primeras novelas cargadas de crítica social, hasta sus obras más recientes, donde el amor, la política y la libertad se entrelazan con maestría.

A través de una mirada crítica y contextualizada, los participantes conocerán las tres etapas clave de su narrativa, así como el impacto cultural y político de su producción literaria. Este homenaje académico ofrece una experiencia formativa pensada para honrar su legado con la profundidad que merece.

Detalles del curso

  • Modalidad: 100% online
  • Duración: 16 horas
  • Costo: Gratuito
  • Certificación: Al finalizar el curso
  • Inscripción: Completa el formulario aquí
  • Condiciones:  Las inscripciones estarán abiertas hasta el 30 de abril o hasta agotar 100 cupos.
  • Los participantes inscritos tendrán hasta el 31 de mayo para completar el curso.

Un vínculo que nos honra

En el año 2001, Mario Vargas Llosa fue distinguido como profesor honorario de nuestra universidad, un reconocimiento que selló un lazo académico y simbólico que hoy seguimos valorando con gratitud y orgullo. Su contribución intelectual ha sido fuente de inspiración para nuestra comunidad, y este curso busca continuar ese legado, compartiéndolo con todos los interesados en la literatura y el pensamiento crítico.

Con esta iniciativa, la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas reafirma su compromiso con la cultura, la educación y la memoria de quienes han transformado el mundo a través de las ideas. Te invitamos a ser parte de este merecido tributo a Mario Vargas Llosa, una figura que permanecerá viva en sus libros, en nuestras aulas y en el corazón de millones de lectores en todo el mundo.

Los monumentos y sitios históricos no son solo piedras, muros o esculturas. Son la memoria viva de quienes fuimos, la voz silenciosa de culturas que aún nos hablan y el reflejo de lo que podemos llegar a ser. Cada 18 de abril, el mundo celebra el Día Internacional de los Monumentos y Sitios, una fecha que nos invita a detenernos, mirar y escuchar esas historias que nos rodean, muchas veces sin que lo notemos.

En el ámbito de la innovación educativa, esta fecha es una invitación poderosa: ¿cómo podemos hacer que nuestros estudiantes se conecten emocional y activamente con el patrimonio? ¿Cómo logramos que lo valoren, lo cuiden y lo integren a su aprendizaje? La respuesta está en abrir nuevas puertas al conocimiento, combinando tradición y tecnología.

La lista de patrimonios de la humanidad es extensa y diversa, reflejo de la riqueza cultural y natural del mundo. Algunos ejemplos emblemáticos son el Centro Histórico de Cusco en Perú, las Pirámides de Egipto, el Parque Nacional de Yellowstone en Estados Unidos, la Gran Muralla China y la Catedral de Aquisgrán en Alemania. Cada uno de ellos nos cuenta una historia única y representa solo una parte del vasto legado que aún queda por descubrir y preservar. Detalle de la lista del patrimonio cultural del Perú.

Hoy en día, gracias a herramientas como Google Arts & Culture, estudiantes pueden recorrer virtualmente sitios como Machu Picchu, la Acrópolis o el Taj Mahal, sin salir del aula. A través de la realidad aumentada, pueden ver cómo eran estos espacios en su época de esplendor. Con la realidad virtual, pueden “viajar en el tiempo” y vivir la historia en primera persona. Incluso proyectos de gamificación educativa permiten explorar ciudades históricas resolviendo retos o misiones colaborativas.

Estas experiencias no solo enriquecen el aprendizaje: fomentan el respeto, la identidad y el orgullo cultural. Y están completamente alineadas con el ODS 11: Ciudades y comunidades sostenibles, que promueve la conservación del patrimonio como base para sociedades inclusivas y resilientes.

Educar para preservar no es solo enseñar fechas o nombres. Es despertar emociones, generar vínculos y formar ciudadanos comprometidos con su historia y su entorno. Porque cuidar lo que somos también es imaginar lo que podemos ser.

Desde las aulas físicas hasta los entornos virtuales, cada espacio educativo puede convertirse en un puente hacia el pasado y una semilla para el futuro. Por eso, invitamos a docentes a explorar nuevas formas de enseñar historia y cultura, integrando la tecnología como aliada. E invitamos a estudiantes a dejarse sorprender, a mirar con otros ojos esos lugares que tal vez siempre estuvieron ahí… pero que aún tienen mucho por contar.

Porque cuando la educación se conecta con la memoria, la innovación cobra sentido. Y juntos, construimos un presente que honra lo que fuimos, para imaginar lo que podemos llegar a ser.

Texto trabajado con el apoyo de ChatGPT.

Cada 7 de abril, el mundo conmemora el Día Mundial de la Salud, una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para visibilizar los principales desafíos en torno al bienestar global. Este 2025, el lema elegido es “Comienzos saludables, futuros esperanzadores”, un llamado a fortalecer la salud materna y neonatal como base para un futuro más justo y sostenible. En este contexto, la educación se posiciona como una herramienta clave para generar cambios duraderos en la salud de las personas y las comunidades.

La educación en salud no solo promueve hábitos saludables, sino que también empodera a las personas para tomar decisiones informadas sobre su bienestar físico y mental. Desde la infancia, incorporar contenidos sobre nutrición, salud emocional, prevención de enfermedades y autocuidado en los entornos educativos permite desarrollar una ciudadanía más consciente, crítica y resiliente. En el caso de la salud materna, el acceso a información clara y oportuna puede marcar la diferencia entre un embarazo seguro y uno en riesgo.

Cuidar la salud de otros requiere primero cuidar la propia. Es fundamental promover nuestro bienestar físico y mental, ya que ambos aspectos trabajan en conjunto para asegurar un óptimo desempeño en todas las áreas de la vida. Hoy más que nunca, es momento de reflexionar, comprendernos y educarnos en el autocuidado, especialmente quienes dedicamos nuestra vida al cuidado de los demás. Promover hábitos saludables es dar el primer paso hacia una vida plena.
Jack Avila Velásquez, docente de la carrera de Medicina

Además, la formación continua de profesionales del ámbito educativo y sanitario fortalece el trabajo interdisciplinario en favor de la salud comunitaria. Escuelas, universidades y espacios de aprendizaje informal se convierten así en escenarios estratégicos para fomentar una cultura de prevención y cuidado mutuo. La innovación educativa, por su parte, permite diseñar experiencias significativas que acerquen los temas de salud a estudiantes de todas las edades y contextos, utilizando recursos digitales, tecnologías inmersivas o metodologías activas.

Todo esto se conecta directamente con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3: “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”. Para alcanzar esta meta, es indispensable invertir no solo en servicios de salud, sino también en estrategias educativas que promuevan estilos de vida saludables y el acceso equitativo al conocimiento. En este Día Mundial de la Salud, reafirmamos el compromiso de la educación como aliada fundamental para construir futuros más saludables y esperanzadores.

Texto trabajado con el apoyo de ChatGPT y Jack Avila Velásquez